Comentario: Una estruendosa ovación recibió en la sala a Herbie Hancock, que enseguida tuvo unas palabras de elogio para el quinteto de Laïka Fatien que le había precedido. Desde el principio resultó evidente que al pianista le gusta dirigirse al público y explicar los temas que interpreta, aunque a veces peque por exceso.
La primera impresión fue sorprendente, ya que Hancock quedaba en un segundo plano, parapetado tras el piano, los teclados eléctricos y los ordenadores portátiles. La apariencia general era casi la de estar en un laboratorio. Los instrumentos se habían dispuesto en torno al escenario, dejando completamente libre el espacio central, que más adelante utilizaría Hancock para hacer algunos fantásticos solos con su Roland AX7, en una actitud muy cercana al público.
El concierto comenzó con “Sonrisa”, una introducción en la que Hancock alternó el Korg Oasys con un gran piano de cola Steinway, que puso de manifiesto el carácter que iba a tener el concierto y dejó claro que el maestro conserva su técnica intacta.
Continuó con una versión muy renovada de “Actual Proof”, con una gran presencia del sonido de Colaiuta. A partir de ahí el resultado fue más propio de un concierto de pop-jazz-rock, en línea con las últimas grabaciones de Hancock, “música para la generación iPod Shuffle”, según palabras del teclista. El volumen general era altísimo, los instrumentos estaban amplificados en exceso y los arreglos daban el protagonismo a la batería en muchos momentos.
Sin embargo, es justo reconocer el trabajo de los músicos que componen el cuarteto. Loueke y East, excelentes en la guitarra y el bajo, hicieron de todoterrenos: tocaron, cantaron, hicieron percusiones y distorsionaron el sonido de sus instrumentos sin descanso, aunque no siempre con acierto, como ocurrió con la melosa versión de “I Just Called To Say I Love You” de Stevie Wonder. También Hancock demostró su versatilidad al usar los teclados para sintetizar voces, lanzar secuencias o imitar el sonido de otros instrumentos, como la armónica, la trompeta o el arpa.
Ante un público entregado por completo, destacaron las interpretaciones de temas como “Love comes to town”, “Stitched up” y “Cantaloupe Island”. Las extensas versiones escogidas de todos los temas incluyeron ritmos africanos, soul, funk, blues y jazz. No podían faltar algunas muestras del último disco del pianista, Possibilities, en las que Nathan East sustituyó a las voces de los colaboradores originales.