Comentario: El concierto de Barbara Hendricks fue en su momento presentado como uno de los eventos culminantes del Festival de Jazz de Barcelona, y así fue, a tenor de la expectación que despertó. Con todas las entradas agotadas y con un Teatro del Liceu expectante, al final el concierto dejó un gusto agridulce y de decepción.
Barbara Hendricks se presentó en uno de los escenarios operísticos de gran tradición vocal en Europa. La presencia de la soprano norteamericana hizo que el público asistente al concierto fuese heterogéneo y variado, y se acercase más en búsqueda de un recital operístico, que de un proyecto de jazz.
El actual proyecto de Barbara Hendricks está basado en el repertorio de temas que interpretaba la gran cantante de jazz Billie Holiday, standards y blues. Los temas que la soprano norteamericana desgranó fueron ejecutados con una corrección vocal y una maestría propia de una gran voz, pero a la vez con una frialdad y una falta de pasión, impropios del blues. Billie Holiday cantaba muchos temas de una forma apasionada, como si le fuese la vida en ello, mientras Barbara Hendricks los desarrolló de un forma excesivamente operística, con unos registros que no casaban con los temas que interpretó. Por todo ello el concierto fue por momentos aburrido e insulso, en el que el grupo de que acompañaba a la cantante desarrolló su labor en lucimiento de la misma, y los pocos momentos que tuvieron para demostrar su propia valía resultaron sosos y totalmente banales e intrascendentes.
Para acabar el concierto, y tras los reiterados aplausos, Barbara Hendricks ofreció varios bises, entre ellos una versión del “Autumn Leaves” desafortunada y trivial, digna de olvido, y que confirmó el tono y el planteamiento equivocado a la hora de afrontar el concierto.
En definitiva, un concierto desigual que nos permitió catar una voz excepcional, que demostró que la mezcla de estilos musicales no siempre conlleva un final feliz para el aficionado.
© 2006 Juan Carlos Abelenda