Comentario: El sonido de un lejano saxo, procedente del camerino, llegó hasta el escenario, que se encontraba en penumbra a la espera de la salida de los artistas. Con la misma serenidad y aplomo con la que aparecen en escena, el grupo comenzó a tocar un tema de marcada sonoridad cool.
Una vez finalizado este primer corte, Jorge Rossy se dirigió al público para definir la música que iban a interpretar como “post-católica” –¡humor e ironía no le faltan!– y explicar que las composiciones se reparten entre Bill McHenry y Reid Anderson.
Desde el principio, su música suena indolente, sin disonancias ni estridencias, sutil, pero muy fresca, sin que se pueda olvidar la importancia de la melodía. Sin embargo, no por ello dejó de haber momentos de excitación y energía, aunque siempre de manera controlada, contando con el apoyo incondicional del público, que cubría la mitad del aforo, posiblemente por tener que competir ese mismo día y hora con el concierto de Doris Cales Group y, sobre todo, de Dianne Reeves.
Temas con titulo, como “Time”, y otros sin él, con finales abruptos unos y otros que simplemente se dejaban morir, fueron alternándose a lo largo de los casi sesenta minutos que duró el concierto. La ausencia en todos ellos de las partituras dio un aire de libertad que sirvió para enriquecer las improvisaciones del trío, que resultaba compacto, bien empastado y ensamblado, sonando por momentos al unísono y otras veces a dúo.
Bill McHenry, como saxofonísta, desarrolló su labor con un sonido suave y repetitivo. Su ausencia–desaparecía detrás del cortinaje– sirvió para que Reid Anderson y Jorge Rossy mantuvieran su particular lucimiento, con un diálogo de fluidas improvisaciones.
Y es que estos tres músicos, a pesar de su juventud, tienen suficiente experiencia para participar importantes formaciones: Jorge Rossy en el trío de Brad Meldhau y Reid Anderson en The Bad Plus, mientras Bill McHenry es aclamado como uno de los más prometedores valores de la actualidad. Todos ellos graban para el sello catalán Fresh Sound New Talent, del que también forma parte el trío de Matt Renzi, Jimmy Weinstein y Masa Kamaguchi, de muy parecidas caracteristicas e instrumentación y todos ellos músicos de filosofía cool, donde destaca el grupo por encima de las individualidades, aunque ni mucho menos las descarta.
Para terminar, fue Jorge Rossy quien se dirigió al respetable una vez más para despedir esta fina y elegante actuación y, tras intentar sin éxito dedicar el último tema, dejó paso a la música y al final del concierto.