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LOUIS SCLAVIS QUINTET – L’imparfait des langues
XXV Festival de Jazz San Juan Evangelista "La libertad y la improvisación en el jazz moderno"

  • Fecha: 3 de noviembre de 2006.
  • Lugar: Colegio Mayor Universitario San Juan Evangelista
  • Componentes:
    Louis Sclavis: clarinete.
    Marc Baron: saxo alto.
    Maxime Delpierre: guitarra.
    Paul Brosseau: teclados.
    François Merville: batería.
  • “Lo imperfecto de las lenguas”. Así es como ha denominado el francés Louis Sclavis su nuevo proyecto, un quinteto en el que, según el propio Sclavis, lo más importante no es interpretar lo que escriba el líder del grupo, sino lo que cada componente pueda aportar en el conjunto. Si partimos de la base de que cada músico cuenta con su propia historia personal, su bagaje musical, su forma de entender el mundo que nos rodea, su propia lengua, en definitiva, es hasta cierto punto lógico que todo ello se deje sentir en desarrollo de un grupo como el que tuvimos ocasión de disfrutar en el San Juan. Una música que a tenor de lo que pudimos escuchar no se corresponde con ningún calificativo concreto, porque es capaz de escapar de los encorsetamientos. Quizá los amantes del jazz clásico, los viejos frecuentadores del “Johnny” no pasaron una buena velada escuchando la música de Louis Sclavis y su grupo. Es una música difícil de asimilar para dichos aficionados, pero es ahí donde este francés de Lyon adquiere su protagonismo, no aferrándose a ninguno de los esquemas conocidos del jazz. Su música es ecléctica, abierta a múltiples interpretaciones. Hace mucho tiempo que se viene hablando de las nuevas tendencias del jazz europeo, con Louis Sclavis como uno de los más importantes puntales.

     

    En este nuevo proyecto, creado en Mónaco en 2005, adquieren especial protagonismo los recursos eléctricos, la guitarra de Máxime Delpierre y los teclados y efectos de Paul Brosseau, con quien Sclavis trabaja desde hace poco. En cuanto a François Merville, ya es un viejo acompañante en proyectos anteriores de Sclavis.

     
    El concierto se centró en los temas del que será el próximo disco del Louis Sclavis Quintet, cuya aparición se espera para enero del 2007. Siete temas en los que la música improvisada y la escrita se dieron la mano para mayor lucimiento de los miembros del quinteto, y es que cada uno de los músicos supo aportar toda la capacidad que atesoran en una música en la que hasta las imperfecciones pueden tener sentido, dentro de un devenir en el que están en juego muchos sentimientos. Toda la sabiduría musical de Louis Sclavis quedó patente a lo largo del concierto, tanto con el clarinete bajo, del que es un auténtico especialista, como con el saxo soprano y el clarinete. Sus intercambios y acompañamientos con el saxo alto Marc Baron –así como con cada uno de los restantes miembros de la banda– se prodigaron a lo largo de la noche, así como con cada uno de los restantes miembros de la banda. Los diálogos de los instrumentos de viento fueron brillantes. Cada tema empezaba de manera diferente y casi nunca se intuía su final. Es más, cuando parecía que acababa, el grupo lo retomaba para mayor disfrute del público. El desarrollo del concierto transcurrió por la senda que Louis Sclavis marcó en todo momento, siempre llevando la voz cantante, dirigiendo, pero sabiendo dejar a cada músico el protagonismo que le correspondía. En este aspecto destacó el guitarrista Máxime Delpierre, muy atento en todo momento, con unos punteos de acompañamiento que otorgaban al conjunto un aire progresivo, pero también supo mostrar su dominio con la guitarra en varias fases del concierto. Respecto a Marc Baron, dio muestras de buen improvisador y fue un gran contrapunto para las notas graves de Sclavis. Los teclados y efectos sonoros de Brosseau dieron al concierto un espíritu más vanguardista, muy en la línea de lo que están haciendo otros músicos franceses. La guinda la puso el batería François Merville, nada estridente, ni “rompecajas”, sino todo lo contrario, delicado, con buen toque y preciso en todas las ocasiones, algo que fue muy de agradecer y que quizás no hubiera ocurrido con otro grupo.

    En definitiva, Louis Sclavis es y seguirá siendo todo un referente en el jazz europeo, un músico al que no conviene perder la pista, porque su capacidad de sorpresa está siempre presente. ¿Con qué nos sorprenderá la próxima vez?

    © 2006  Carlos Lara