Joe Lovano Nonet || 18-XI-2006, Granada, España || Conciertos ||Tomajazz

Comentario: Joe Lovano volvía a Granada, esta vez con su proyecto Streams of Expression (Blue Note, 2006), donde retoma la colaboración con el prestigioso compositor, arreglista y musicólogo Gunther Schuller. El repaso a la etapa más cool del jazz con su formación en noneto se veía con unas expectativas bastante halagüeñas, dada la calidad de los músicos del grupo y, por supuesto, dado el interés generalizado por los grandes proyectos revisionistas que en nuestros días van formando parte de la escena jazzística internacional.

El caso es que Lovano salió a escena tan natural como siempre, improvisando desde un primer momento sin tan siquiera acercarse al micrófono, mientras el resto de músicos se iba acoplando en el escenario. Dennis Irwin al contrabajo y Otis Brown III a la batería se unieron en una formación en trío que, como aperitivo, resultaba exquisitamente potente.

Ya conformado el noneto, comenzaron con la interpretación de la suite que da nombre al disco, una suite en la que el sonido ocupa todos los espacios posibles, pues los vientos se encargaron de tapar cualquier mínimo resquicio de silencio, hasta el punto de resultar incluso ensordecedor en ciertos pasajes de intensidad acentuada. A decir verdad, más que al Cool, la música interpretada por el noneto recordaba más a la sinfonía para improvisadores de Don Cherry, lo cual no dejaba de tener su encanto, pero no sabría demostrar a ciencia cierta si era aquello lo que se pretendía conseguir. Sin embargo, en aquel aparente caos resaltaba gigante un Lovano magistral en su solo, secundado por Barry Ries a la trompeta y por un excelente Larry Farell al trombón.

Otis Brown III aportaba a su batería un perfecto y discreto sentido rítmico basado en el plato, austero pero elegante, muy en consonancia con el instrumento que tocaba: una Yamaha amarilla con bombo, caja, charles, dos timbales y tres platos que usaba como rítmicos cuando le venía en gana.

El siguiente corte sí que sonaba bastante más cercano a lo que se suele englobar dentro de los parámetros del cool, a excepción de un Lovano empeñado en impregnar con su sonido barroco los pasajes que le correspondían, y que hacían un hermoso contraste con la sutileza del resto. Poco a poco se fue desembocando en un interesante diálogo entre todos los miembros de la sección de vientos, siguiendo un estricto orden que se prolongó durante un tiempo: saxo, flauta, trompeta, clarinete, trombón y barítono, y así sucesivamente hasta cuatro vueltas, para desembocar en un elegante solo de piano de la mano de James Weidman. Destacar en este pasaje especialmente el trabajo de Lalama y de Smulyan, sin desmerecer al resto de la formación.

A continuación Lovano presentó la que se configuraba como la gran apuesta de la noche, y que recibió la mayor cantidad de aplausos, la suite de The Birth Of The Cool. Los arreglos de Schuller se acomodaban perfectamente a los cimientos sobre los cuales se apoyaban, y la composición tuvo como principal protagonista a un Smulyan pletórico de facultades y original hasta los huesos en los pasajes que interpretó en solitario.

Los aplausos reiterados que provocó el noneto dieron su fruto y se transformaron en el bis, una composición de Tadd Dameron que Lovano se encargó de maquillar con un hard bop visceral que terminó por levantar al personal de sus butacas entre vítores y aplausos, para cerrar la 28ª edición del Festival Internacional de Jazz de Granada.