Comentario: La presencia de Brad Mehldau por tercera vez consecutiva en el Festival Internacional de Jazz de Barcelona, es sin duda alguna un lujo, que hace de los aficionados de la capital catalana la envidia de otros festivales.En la presente edición su actuación fue a piano solo y en riguroso acústico.
La presencia de Mehldau a piano solo, teniendo en cuenta las grabaciones que tiene en su discografía en este formato (muy especialmente su grabación Live in Tokyo), junto con las últimas novedades recientemente aparecidas en el mercado discográfico (House on Hill, Love Sublime a dúo con la soprano norteamericana Renée Fleming, y el dúo con Pat Metheny), hacían presagiar una de esas noches mágicas, especiales y digna de ser recordada en la “retina” musical de los aficionados, y muy particularmente, de los seguidores del pianista.
Mehldau no decepcionó ni un ápice desde el mismo inicio del concierto hasta su finalización, una hora y cuarenta y cinco minutos más tarde.El músico norteamericano ofreció su mejor versión como solista, con un ejercicio tanto estilístico como musical de gran calado interpretativo y con una concepción pianística que permitió reconocer y disfrutar de uno de los improvisadores más preparados de la escena actual.
Musicalmente Mehldau ofreció un repertorio ecléctico, basado en temas introspectivosde una belleza conmovedora, ejecutados en un tempo extraordinariamente ralentizado, del cual el pianista obtiene grandes réditos interpretativos y que proporcionó una hermosura melancólica y sensual.Temas cargados de desarrollos musicales a diversos niveles sonoros, gracias a la extraordinaria técnica interpretativa, en muchas ocasiones a manos cambiadas.O temas repletos de ritmos obsesivos, en un desarrollo por momentos indeterminado y heterogéneo, extraordinariamente sonoros, que provocaron un nerviosismo interno dentro del mismo tema, que Mehldau resolvió con maestría, al cambiar el tempo y por ello la interpretación.El pianista norteamericano, además, tuvo tiempo para regalar una versión de “My Favorite Things”, sencilla y a la vez espectacular.Mehldau planteó este concierto para dar a conocer sus pensamientos e influencias musicales, desde el jazz más tradicional o contemporáneo, pasando por el blues y llegando a concepciones más cercanas en nuestro tiempo.
El concierto mostró a un músico con una habilidad interpretativa única dentro del formato más arriesgado para un pianista, en el que el público estuvo atento a los desarrollos del músico, obligándole a otorgar varios bises, lo que permitió apreciar lo cómodo que se encontró a lo largo de todo el recital, circunstancia que redundó decididamente en la calidad de la velada.Un gran concierto.
Esperamos con ansias renovadas la próxima visita de Brad Mehldau a Barcelona, para seguir disfrutando del arte de este excepcional pianista.
© 2006, Juan Carlos Abelenda
