Comentario: En pocas ocasiones, por no decir en ninguna, se tiene la posibilidad de disfrutar de algunos de los músicos más cotizados y con más calidad que existen en Hungría. Ello se debe al gran desconocimiento que existe en España del jazz que se realiza en ese país, donde existen grandes individualidades tanto instrumentales como vocales.
En el presente Festival de Jazz de Barcelona hemos podido ver algunas de ellas, en concreto, al guitarrista Gábor Gadó y, muy especialmente, a Gábor Winand, que se presenta como la diferencia personalizada, al ser de los pocos vocalistas que se pueden encontrar en el panorama actual del jazz húngaro. Pero además, se trata de un músico de gran calidad, que nada tiene que envidiar a los vocalistas tanto del resto de Europa como de Norteamérica. Winand y Gadó, junto con el saxofonista Kristóf Bacsó, presentaron la grabación realizada para el sello BMC en 2004,
Different Garden.
El concierto estuvo conformado por un repertorio de estándares tan conocidos como “Turn Out The Stars”, “My Heart Belongs to Daddy” o “Body and Soul”.
La voz de Gábor Winand se mostró dúctil y con extraordinaria solvencia en los registros medios, lo que le permite brillar a la perfección en los temas relajantes de tempo medio y en las baladas sugerentes, circunstancia ésta que demuestra que su voz no es la más apta para determinados registros (en especial en los agudos y sobreagudos). Winand mostró una voz segura, convincente y seductora, y a la que supo conducir por caminos correctos, tanto en el canto como en la dicción. Esta perfecta combinación hace salir airoso al cantante de ciertos riesgos interpretativos que asume, como por ejemplo la versión
a capella de “Body and Soul”, en la que ofreció una interpretación brillante y efectiva, mientras que en otros temas mostró unas lecturas de melodías muy sentimentales y líricas. Pero parte del éxito del concierto hay que apuntarlo a su vez a los músicos que acompañaron al cantante, en especial la guitarra de Gábor Gadó y la estupenda y cristalina sonoridad de los saxos de Kristóf Bacsó. La ausencia de batería excluye de entrada la tendencia más rítmica y sonora de este instrumento, lo que permitió un concierto armonioso, aunque con ciertas dosis de riesgo para cada uno de los instrumentistas, lo que redundó en una interpretación compenetrada.
En definitiva, una estupenda oportunidad para descubrir algunos de los mejores músicos húngaros de la actualidad.
© 2006 Juan Carlos Abelenda
