Comentario: Con la sala
de la calle Barquillo prácticamente llena, el trío
que lidera Federico Lechner presentó su disco
Estela,
además de algunos temas incorporados recientemente a
su repertorio.
Tras una breve introducción del pianista se hizo de
inmediato reconocible la melodía de “Si soy así”
compuesta por Francisco Lomuto (con letra donjuanesca
de Antonio Botta). Los aires negros de candombe que recorren
este viejo tango de los tiempos de Gardel le proporcionaron
al trío una excelente oportunidad para mostrar uno
de sus rasgos más característicos: su marcado
componente rítmico. Lechner pudo dar rienda suelta
a su pianismo más ágil, Cerrato soleó
a gusto desde las seis cuerdas de su bajo eléctrico
y Gueblon avivó el fuego con una potencia bien administrada.
A continuación, tocaron dos temas no incluidos en
Estela. Primero, una versión de “Insensatez”,
de Antonio Carlos Jobim (que parecía estar firmada
a medias con Piazzolla), con un tratamiento muy jazzístico,
rico en improvisaciones. Luego, “Como dos extraños”,
tango de Laurenz y Contursi, con pasajes de gran lirismo a
cargo de Lechner.
Una tanguera “Stella by Starlight” incluyó
una introducción muy suave del pianista que fue ganando
en intensidad rítmica con efusivas intervenciones de
Marcelo Gueblon. La pegadiza “Beboponga”, desde
el mismo título un cruce entre milonga y bebop, dejó
un aplaudido solo de Cerrato y cerró la primera parte
del concierto.
El segundo set comenzó con una versión
de la célebre “Summertime”, de George Gershwin,
con aires de milonga y acentos piazzolleanos. Prosiguió
el trío con la muy rítmica “Agarrá
cinco”, compuesta por Lechner; “El día
que me quieras” (canción de Gardel y Le Pera)
con unas delicadas y cadenciosas improvisaciones del líder,
y “Esbaesbabaesbababaesbabababaesbababababagui”,
también de Lechner, aquí con un tratamiento
más milonguero que el que conocimos en la versión
que da título al impronunciable álbum del pianista,
en el que destacó un potentísimo solo de Gueblon.
Un clásico del be bop, “Donna Lee” de Charlie
Parker, pasado por el tamiz del tango, fue la pieza elegida
para cerrar el concierto de un modo swingueante.
Pese a lo avanzado de la hora, el entusiasmo del público
hizo que el trío volviera al escenario para ofrecer
un bis. Una versión muy libre de la famosa “Alfonsina
y el mar” (de Ariel Ramírez y Félix Luna)
volvió a enseñar el lado más lírico
de Federico Lechner.
Fue una noche en la que el pianista volvió a hacer
gala de su estilo ágil, brillante y vivaz, aunque quizá
algunos nos quedemos especialmente con esos momentos en los
que tocó más contenido y espaciado (“Alfonsina…”,
“El día que me quieras”). Cerrato, bajista
de gran técnica que viene colaborando desde hace años
con Lechner (participó en Esbaesbabaesbababaesbabababaesbababababagui,
Ingo Música, 2002), realizó un muy buen trabajo,
aunque –dadas las características de su instrumento-
sus solos estuvieron más cerca del jazz fusión
que de la hondura y el dramatismo que suele reclamar el sentimiento
tanguero. Gueblon, por su parte, supo mantener un pulso firme
y no desaprovechó las oportunidades que tuvo de colocar
algunas intervenciones explosivas, confirmando la ductilidad
y el talento que conocimos en su álbum On Love.
Con tres años de andadura, la reciente publicación
de Estela y presentaciones como los ofrecidas en
estas fechas en el Bogui Jazz, ARCO, el Café Central
y el Círculo de Bellas Artes, este trío se consolida
-con una personalidad propia- dentro de esa gama de proyectos
que imbrican los lenguajes del jazz y del tango y que últimamente
están muy presentes en nuestros escenarios. Un buen
concierto.