Comentario: La clausura
del III Festival de Jazz de Móstoles ofreció un
plantel de auténtico lujo, y cumplió con creces
las expectativas creadas ante la presencia de una leyenda viva
como es Ron Carter, acompañado de dos primeros espadas
del jazz internacional. Las caras de felicidad de quienes habían
asistido a la actuación así lo delataban. Y es
que la hora y media larga que duró el concierto fue una
auténtica demostración de exquisitez musical.
Concebido a la manera de los tríos del pianista Nat King
Cole, sin batería, el proyecto de Ron Carter supone una
lección de rítmica elegante, donde cada uno de
los tres músicos asume su papel protagonista. Salvando
las distancias, la estructura del grupo sería una especie
de “Modern Jazz Trio”, ya que hasta con su manera
de vestir –ataviados con un impecable traje negro tocado
con pajarita–, denotaban cierta solemnidad. Desde el primer
tema, “Laverne Walk” del contrabajista Oscar Pettiford,
los tres miembros de The Golden Striker Trio, demostraron una
admirable compenetración con constantes diálogos
dirigidos por Ron Carter. El contraste de un Mulgrew Miller
interpretando el piano en la más pura tradición,
con la admirable concepción de Ron Carter, que aún
es capaz de extraer sonidos nuevos de su contrabajo, es digno
de admiración.
El repertorio se basó en temas del que es hasta el
momento su único trabajo en estudio, al que se añadieron
algunos standards. Así, en la pieza “Candlelight”,
interpretada con cierta sobriedad al comienzo, los músicos
fueron superponiendo sus notas con aportaciones individuales
hasta construir una auténtica fantasía musical.
En “Parade”, Carter acometió su primer
solo de la noche y ante un silencio clamoroso dejó
paso a Malone. A los acordes de “My Funny Valentine”,
Mulgrew Miller y Ron Carter consiguieron emocionar de nuevo
a los espectadores. Poco a poco, muy sutilmente, el tema evolucionó
hacia senderos evocadores, hasta que Russell Malone con sus
punteos dio una vuelta de tuerca más a la pieza, ante
los aplausos del respetable. Llegó de nuevo otro tema
clásico, “Eddie's Theme” interpretado por
Miller en un tempo medio, para ir creciendo hasta alcanzar
un tono festivo, con Malone llevando la voz cantante. La apoteosis
del concierto vino con la demostración técnica
de Ron Carter dando buena cuenta del “Willow Weep For
Me”, con un solo de cinco minutos en el que el antiguo
compañero de Miles Davis, más alto que el contrabajo,
dio una lección de cómo extraer sonidos inverosímiles
a un instrumento de cuerda. En este apartado hay que hacer
hincapié en la categoría de un músico
que ha sabido evolucionar a lo largo del tiempo. Su forma
de pellizcar las cuerdas con la mano derecha o el deslizamiento
que hace con la izquierda, que sube y baja, es para poner
los pelos de punta. Un momento de calma lleno de solemnidad,
que enseguida da entrada al tema que da nombre al grupo, “The
Golden Striker”, pieza clásica que formó
parte del repertorio del Modern Jazz Quartet, con Ron Carter
y Mulgrew Miller apoyándose con el característico
riff. El broche de oro lo puso el precioso tema de
Milt Jackson “Bags' Groove”, en el que los solos
de Malone y Miller se intercambiaron bajo la atenta mirada
de Ron Carter. Un brillante final para un concierto de los
que no se olvidan fácilmente. Una vez más, Móstoles
volvió a estar a la altura con un Festival que poco
a poco está encontrando su sitio y convirtiéndose
en una cita obligada del verano.