Comentario: El cuarteto
Fractal continúa ampliando su radio de actuaciones y,
en esta ocasión, abandonó la capital para estrenarse
en el Festival de Jazz de Móstoles. El numeroso público
que se congregó ante el escenario al aire libre y en
la terraza contigua pudo disfrutar de la música de este
grupo, que poco a poco se gana el respeto de todos los aficionados.
Sin apartarse de los sonidos clásicos del jazz, Fractal
ha creado un estilo propio y directo, donde los músicos
se explayan mediante la creación de amplios espacios
propicios para la improvisación. Teniendo en cuenta que
el escenario era al aire libre, el público era heterogéneo,
pero estuvo muy atento y bastante entregado, y el resultado
fue plenamente satisfactorio. Fieles al estilo que han pulido
durante el tiempo que llevan trabajando juntos, los componentes
de Fractal demostraron una vez más que son un conjunto
muy bien engrasado y que se merece contar ya con un disco a
su nombre.
En el concierto mostoleño realizaron un repaso a los
temas que habitualmente interpretan en el circuito de clubes
de Madrid, la mayoría composiciones del saxofonista
Javier Bruna, excelente músico –al tenor y a
la flauta–, al igual que el resto de integrantes.
El primer tema, llamado “Fractal”, de corte hard
bop y muy alegre, preparó el ambiente para introducir
poco a poco piezas de mayor complejidad, muy bien acogidas por
los asistentes, como fue el caso del divertido “Hipopótamo
Swing”, con Javier Bruna a la flauta y Diego Gutiérrez
a la batería, acompañándose mutuamente.
Los sonidos industriales se apoderaron del tema “The Machine”,
donde Héctor García Roel demostró su gran
capacidad para las distancias cortas y la creación de
buenos ambientes sonoros con la guitarra alejados de la tradición,
al igual que en su composición “Alfanumérico”.
La tarde-noche prosiguió por los mismos parámetros,
con la interpretación del tema “Algerienne”
de Gerardo Ramos, que demostró al contrabajo claridad
de ideas e imaginación. Diego Gutiérrez echó
mano de recursos poco ortodoxos como unas espátulas
para dotar a algunos temas de cierto aire industrial.
La actuación llegó a su fin con los temas "Sótano
4 Jazz", donde los músicos se explayaron en sus
improvisaciones, y la versión del tradicional “Ay,
Carmela”, en el que la famosa melodía adquiere
una textura especial y deja la puerta abierta a que los conceptos
más tradicionales se complementen con otros modernos,
sin perder de vista en ningún momento la referencia
principal.
En su estreno en Móstoles, el cuarteto ofreció
un buen concierto recompensado con entusiasmo por los asistentes,
que disfrutaron de lo lindo con esta feliz iniciativa de “MóstolesAtodoJazz”
de trasladar el jazz a las plazas, donde los sonidos resuenan
en las calles y se pierden por los recovecos urbanos.