Comentario: El trío
de Joe Lovano, convertido en una fascinante paradoja, donde
nada parece ser lo que es, se presenta en el escenario demostrando
una vez más sus ansias por buscar nuevos caminos dentro
del jazz.
La fascinante paradoja se refiere a los tres miembros que
forman el trío.
Ver salir al escenario a Esperanza Spalding,
es toda una sorpresa de la que uno no se recupera hasta ver
de lo que es capaz con el instrumento. Mujer de aspecto frágil
y enjuto, cuyas finas manos no parecen estar hechas para manejar
un instrumento tan grande como el contrabajo; sin embargo, esto
no es más que una apariencia, pues sus dedos son más
fuertes de lo que podíamos creer y, digitan con la fuerza
necesaria que precisa el trío.
Su sonido fluido, compacto y entero dejó
bien a las claras al comienzo del segundo tema, que su solo
sin acompañamiento no es fruto de la casualidad y que
nuestros sentidos pueden dar fe de lo que presenciamos, sus
dedos son finos y ágiles como plumas, pero también
musculosos y duros.
Y, si Esperanza Spalding es una fina estilista
y virtuosa del contrabajo, no nos podemos olvidar de Francisco
Mela.
Un batería de discurso fácil,
que toca con avidez electrizante a la vez que contundente y
colorista, que encara sus tambores y platillos con carrerilla,
obteniendo multitud de matices étnicos.
Y, es que este cubano de nacimiento, nos induce
al "error geográfico" y a la paradoja de la
que hablábamos al principio, pues sus solos de percusión
flotante y silbato nos acercan a la samba brasileña,
alternando con ritmos afrocubanos más propios de su tierra
natal.
Y por último, Joe Lovano, el laureado
saxofonista, nos "engaña" cuando interpreta
al clarinete, cuyo sonido se acerca más al saxo soprano
que al propio clarinete. Y para mayor confusión, toma
entre sus manos un instrumento con aspecto de flauta de caña,
que sin embargo tiene embocadura de clarinete.
No terminan aquí las "confusiones",
pues Lovano parece no ejercer de líder, cuando en realidad
gobierna con mano firme y decidida y, es que su filosofía
de la paradoja le lleva a aparentar que cada cual tira por su
lado, pero contrariamente el trío suena compactado y
ligero, permitiendo libertad de movimientos improvisados tanto
individual como colectivamente.
El toque seco, entrecortado, fluido, armónico
y discursivo del saxo tenor de Joe Lovano –que se detiene
para dar paso al dúo– contrasta con el perfecto
entendimiento entre Esperanza Spalding y Francisco Mela, que
no parecen tener ni pausa ni descanso, dúo eléctrico
y electrizante que viene de la colaboración de ambos
en el disco Junjo 2005, firmado por aquella.
El trío funcionó a las mil maravillas
y sin confusión alguna, fue una fuente inagotable de
destilar música creativa, que todo buen aficionado supo
agradecer y disfrutar y que aun tuvo tiempo de ser premiado
con un bis compuesto por Thelonious Monk, "Four on one",
que cerró la doble velada y, que a buen seguro dejó
a todos ebrios de buena música durante un largo periodo.