Comentario: La presencia
de viejas leyendas del jazz, que ya van quedando pocas, sigue
produciéndose en Madrid. Si hace unos días era
el gran Johnny Griffin quien nos visitaba, en esta ocasión
había que felicitarse por la presencia de otro de los
grandes, Phil Woods, quien a sus 75 años aún conserva
muchas de las cualidades por las que ha conseguido labrarse
su prestigio. Fiel heredero de Charlie Parker, dueño
de un prodigioso sentido armónico y una claridad sonora
como pocos han conseguido. Acompañado por un grupo de
circunstancias, como suele ocurrir en la mayoría de los
festivales veraniegos, Phil Woods y sus amigos ofrecieron un
concierto previsible y correcto, que marchó en todo momento
por los cánones de la tradición más ortodoxa.
La actuación se estructuró en tres partes bastante
definidas. Una primera donde el espíritu de Charlie
Parker parecía haberse manifestado ya en el primer
tema que abrió el concierto. Pieza con mucha fuerza,
aunque enseguida Woods evidenció que su fortaleza física
se encuentra mermada, por cuanto tuvo que ser Jesse Davis,
como sucedió en algún que otro momento, quien
llevara el peso del tema.
Para continuar el homenaje al pasado del jazz, "In Your
Own Sweet Way", esta vez de Dave Brubeck, interpretado
con el mismo brío por Woods.
La segunda parte del concierto estuvo dedicada a recordar
la colaboración mítica entre Phil Woods y otro
legendario, Benny Carter, que en los años 60 compartieron
escenario y estudio en muchas ocasiones. Como muestra, el
quinteto ofreció un elaborado "Another Time, Another
Place", de Carter, con todo el grupo arropando al maestro
y de nuevo la fortaleza de Davis para echarle una mano en
los momentos donde faltaba el aire.
A continuación fue el turno para la sección
rítmica que se marcó una pieza a ritmo de bossa
nova, mientras Woods descansaba. La entrada del músico
de Springfield, paisano de los Simpson, fue para interpretar
una hermosa balada de gran elegancia "Sultry Serenade",
de nuevo de su viejo amigo Benny Carter.
A pesar de los impedimentos físicos, Woods demostró
con creces su calidad musical y satisfizo al público
que se dio cita en el Centro Cultural de Fuenlabrada. Culminó
su actuación con el clásico "Willow Weep
For Me" que Woods arregló cuando fue el director
musical de la Mel Lewis Jazz Orchestra. Sin duda, lo mejor
de la noche, interpretado a los acordes del "All Blues"
de Miles Davis, con Woods dando de sí lo mejor, con
el apoyo de toda la sección rítmica y un Jesse
Davis que se ha convertido en un todoterreno del jazz.
Un histórico más estuvo en Madrid y nos trasladó
hasta los esplendores del jazz, donde la música no
tenía otra pretensión que ser festiva y emotiva,
lejos de las elucubraciones modernas e intelectuales .