Nueva edición de Complujazz, festival
de cita obligada en el siempre agradable entorno del Jardín
botánico de la UCM. En esta ocasión con una acertada
novedad: cartel doble con grupo nacional y banda extranjera,
una buena oportunidad para acercar al público a algunos
destacados integrantes de nuestra comunidad jazzística.
El encargado de abrir el festival fue el histórico Vlady
Bas, cuyas improvisaciones bien estructuradas se asentaron sobre
un dulce sonido de saxo alto. Apoyado en el pianista norteamericano
Tony Heimer (improvisador de fraseo claro y con buen gusto),
Vlady abordó tres tradicionales standards: "Walkin'",
"You Don't Know What Love Is" y "Stella By Starlight"
(a destacar el solo del contrabajista Christian Pérez
en este último tema). La hija del saxofonista, Paula
Bas, sustituyó a su progenitor por unos minutos, interpretando
originales con dedicatoria ("Canción para Jobim"
a Jobim, "It's Not Happy, It's Not Sad" al público
y "Let Life Be Better" a Félix Rodríguez
de la Fuente y al oso pardo, según explicó la
propia Paula). Para cerrar este primer concierto de la noche,
padre e hija sumaron fuerzas en el "In a Mellow Tone"
de Duke Ellington y el "The Man I Love" de George
Gershwin. El oficio de los músicos se impuso a las imprecisiones
derivadas del aire distendido de la reunión musical.
Turno para la banda foránea. En
este caso el trombonista Conrad Herwig presentaba su proyecto
"El lado latino de Miles y Coltrane" en formación
de septeto, con una sección de vientos bien empastada
y un bajista, Rubén Rodríguez, impecable en
el estilo. No obstante el saxofonista Craig Handy brilló
con luz propia por encima del resto de compañeros,
siendo el más incisivo en sus improvisaciones y demostrando
buena comunión con el público. Los arreglos
de latin jazz sobre melodías concebidas originalmente
en otros estilos fueron, cuando menos, sorprendentes. Si bien
"Flamenco Sketches" o "So What" funcionaron
con desparpajo, más discutible fue la festiva recreación
del coltraniano "Lonnie's Lament" a doble tempo
o, sobre todo, del osado "Blue in Green", que el
batería Robby Ameen fue incapaz de hacer caminar con
soltura. Parte del despropósito se vio enmendado en
el bis, un "Seven Steps to Heaven" que sí
se vio beneficiado por el contexto latino.
En cualquier caso, siempre es de agradecer
que propuestas como el Complujazz se afiancen (esta es ya
su cuarta edición) y que desde ellas se dé a
conocer el producto nacional. Esperemos que no se trate de
una iniciativa aislada.
© 2007