Comentario: El festival de jazz de Ciudad Lineal ha conseguido brillar con voz propia e independiente. Enmarcado dentro del ecléctico y grandioso festival de jazz de Madrid, arrancaba con una apuesta de calidad ya contrastada, una nueva muestra (algo que se repetiría a lo largo de todo el festival) de cómo programar música interesante, sin llegar al riesgo del otro festival paralelo de otoño (el del Johnny), pero capaz de atraer al público ávido de buena música.
El público que oscilaba entre jóvenes –principalmente aficionados a la guitarra ávidos de disfrutar de Ralph Towner– y antiguos seguidores del grupo que rondaban (o superaban) el medio centenar, respondió agotando las entradas para ver a la mítica formación estadounidense.
El concierto comenzó con “Catching up”, un tema con reminiscencias españolas, apoyado en el sonido suave del soprano de McCandless, y la guitarra de Ralph Towner, perteneciente al último disco del cuarteto, 1000 Kilometers, que centró la primera parte del concierto.
Con un sucinto repaso de sus últimos trabajos, el cuarteto ofreció lo que se puede esperar de un concierto de Oregon, música sin fronteras cargada de calidad y capaz de moverse entre Oriente y Occidente, entre el jazz más cercano a la música de concierto europea, como pudimos comprobar en “Distant Hills”, y el más puro free como ocurrió con el tema “Free Imp” presentado en castellano por Mark Walker, e introducido por él mismo y McCandless apoyándose en la electrónica.
Entre tanta maestría hubo espacio para el jazz-rock con el contrabajo eléctrico de Glen Moore, un tema modal con reminiscencias neobop, y temas cargados de lirismo, seña del cuarteto estadounidense como son “Green and Goleden” y “Hola Down”.
El concierto finalizó con “If”, una pieza del disco Prime con los instrumentos de cuerda conectados a la red eléctrica, que tuvo como colofón un largo e impactante solo de batería, que el público, ya entregado a la causa, no dudó en ovacionar.
Un concierto ejemplar en cuanto a cómo se pueden alcanzar altos niveles de calidad y complicidad con el público sin sorprender musicalmente hablando, y es que la novedad o innovación no son necesarios cuando se cuentan con ciertos niveles de sabiduría musical y reconocimiento.
