Comentario: Bester Quartet, antes Cracow Klezmer Band (Cracovia, Polonia, 1997), lideradopor Jaroslaw Bester, interpreta música klezmer y balcánica, La música tradicional de los judíos de Ashkenazim (Europa del este). Con el primero de los nombres lleva publicados varios álbumes en el prestigioso sello Tzadik, de John Zorn.
![](/conciertos/2007/12/bester_quartet_1.jpg)
El cuarteto es tan extraordinario como desconocido, y partiendo de la música klezmer va aglutinando multitud de influencias, entre las que se encuentran el tango, el jazz, la música hindú o el clasicismo barroco. Caracterizado por un sonido descriptivo, sugerente, imaginativo e incluso narrativo, no duda en emplear la onomatopeya, sin con eso obtiene lo que persigue. En ocasiones es el trinar de un pájaro, y en otras es el lamento de un delfín, y mas aún, la sirena de un barco de sonido grave y distante, y mas allá, un réquiem por un vida cortada en flor, improvisaciones delirantes, desenfrenadas y disonantes que arrollan en oleadas de arrebatos que van y vienen con distinta fuerza e intensidad, pero que no se olvidan de que el alma está presente en cada nota, en cada idea, en cada acción de cada uno de los componentes. Y tanta entrega y pasión tiene su reconocimiento en el numeroso, culto y entendido público, que abarrota la ermita de San Roque, aplaudiendo cada tema como si fuera el último.
![](/conciertos/2007/12/bester_quartet_2.jpg)
En el cuarteto donde todos hablan de todo y entre todos, ofreciendo generosos su música a todos, ecos profundos y melodías espirituales que van creciendo en intensidad y virtuosismo. Jaroslaw Tyrala saca de su violín un chirrido quejumbroso y transforma su arco en la espada del doncel; Wojtek Front convierte sus dedos en trapecistas en la cuerda floja; Jaroslaw Bester crea atmósferas de tango vertiginoso y se disfraza de organista para crear ambientes de pasión que derriban muros, en una orgía de virtuosismo que brilla con luz propia; Oleg Dyyak, con sus endurecidas y desnudas manos, nos hace ver que son danzarines de fuego ardiente en trance, capaces de modificar nuestro ritmo cardiaco. Afortunados músicos todos ellos por poseer tanta felicidad y ser capaces de transmitirla. Y afortunados aquellos que saben programar Música, por encima de etiquetas, sabiéndola llevar a lugares inusuales donde el reconocimiento será su mejor recompensa.
![](/conciertos/2007/12/bester_quartet_4.jpg)
Esto no es el final, aunque pueda parecerlo. Sí, es verdad que con el Bester Quartet se ponía punto final a esta tercera edición del Jazz Sigüenza, pero estoy seguro que habrá muchas mas, por lo que solo será un punto y seguido. Y además, como soñar no cuesta nada, soñemos con ediciones donde músicos como Emmanuelle Somer, Tord Gustavsen, Scott DuBois, Aires Tango (Javier Girotto), o nuestros compatriotas Sumrrá, tengan un lugar para expresar su arte, además de ser comprendidos y admirados. Si, ya sé, “la vida es sueño y los sueños, sueños son”, pero...
Texto © 2007Enrique Farelo
Fotos © 2007 Javier Nombela