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ROY HARGROVE
Navarra

  • Fecha: 10 de marzo de 2008.
  • Lugar: Barañain (Navarra).
  • Componentes:
    Concierto celebrado con motivo del 75º aniversario de Radio Pamplona Cadena Ser
    Precio de las entradas: 22 euros en taquilla. 20 euros en venta anticipada. 18 euros para los estudiantes del conservatorio.
     
    Roy Hargrove: trompeta y fiscorno
    Justin Robinson: saxo alto.
    Gerald Clayton: piano.
    Danton Boller: contrabajo.
    Montez Colleman: batería.
  • Comentario:
    El verano se materializó al final del invierno en forma de un concierto que hubiera encajado perfectamente en cualquiera de esos encuentros estivales que incluyen en su nombre aquello de “festival internacional de jazz”. Roy Hargrove fue el protagonista y el público que abarrotaba el Auditiorio de Barañain, el agradecido receptor de la brillantez del trompetista. El concierto se extendió durante una hora y tres cuartos, tras la que el músico tejano fue premiado con un más que merecido bis.
     
    Hargrove optó por asumir pocos riesgos. La de esta gira no es una traslación a nuestros días de las propuestas del Miles Davis eléctrico de mediados de los 70, como sucedió en ocasiones anteriores. El RH Factor se ha transformado en un quinteto al uso en el que al trompetista le acompañan saxo, piano, contrabajo y batería. Temporalmente ha retrocedido hasta una época situada a finales de los años 50 y principios de los 60. En el repertorio, muy bien estructurado, sonaron algunos ritmos latinos, baladas, toques gospel, blues, más de un standard, algún tema endiabladamente rápido para lucimiento de Hargrove y sus compañeros, e incluso un tema abolerado. Hargrove estuvo muy brillante, sin abusar de la técnica. En ciertos ciertos momentos cambió la trompeta por el fiscorno, del que extrajo un delicado sonido. El pianista y el contrabajista también tuvieron sus momentos de brillante lucimiento, en especial el primero de ellos. Éste incluso se atrevió en uno de los temas a tocar haciendo uso de las cuerdas del piano. No se puede decir lo mismo del saxofonista y del baterista, en lo que a brillantez se refiere. El primero se dedicó a obsequiar a la audiencia con el mismo solo a lo largo de toda la noche, yéndose en todas sus intervenciones en solitario rápidamente al registro agudo de su instrumento. Este recurso, aunque vacío y plano, se mostró en apariencia brillante y entusiasmó al público. El batería, efectista y machacón, disfrutó de espacio tanto en sus solos como cuando intervino en más de una ocasión en el clímax de los solos de sus compañeros, en especial del pianista.
     
    El concierto gustó al público, que llenó el auditorio y que es una muestra más de que con la promoción adecuada (en este caso una insistente campaña de anuncios en radio durantes las tres semanas anteriores al concierto) y a pesar de no ser gratuito, un concierto de jazz puede ser algo más que un espectáculo para minorías y/o para entendidos. Que tome nota a quien le corresponda hacerlo.

    © 2008  José Francisco Tapiz