Comentario:
Siguiendo su buen criterio, la programación de Bogui
Jazz sigue deparando agradables sorpresas al adepto al jazz
de la capital, alternando sabiamente una variada oferta local
y nacional sin prejuicios con algunas delicatessen
llegadas a través del puente aéreo que los responsables
de la sala parecen haber establecido con la Gran Manzana,
para regocijo de la afición madrileña.
En esta ocasión el cuarteto de Dick Oatts pisaba las tablas, y no necesitó más que unos pocos segundos y un redoble de caja para meter al público en su show en alas del calipso “Gumbo G”, que el autor dedica a las aventuras y desventuras de Nueva Orleans, una pieza ideal para entrar en calor y romper el hielo antes de continuar con “Simone’s Dance”, tema en compás de siete tiempos que da título a su grabación de 2000 para el sello danés Steeplechase. Con el respetable ya en el bolsillo, Dave Santoro presentó en solitario “In passing”, una bellísima balada a ritmo de vals sustentada en un sencillo pedal de contrabajo al que el cuarteto extrajo todo el jugo proporcionando momentos de gran intensidad expresiva, incluído el paréntesis a saxo solo de Oatts que dio paso a la coda del tema, para remachar con contundencia el primer pase interpretando “On dominant”, un swing trepidante y desbocado de intrincada exposición que dejó los ánimos de los asistentes a punto para el segundo pase.
Retornó la banda al escenario con el movimiento de “Organic Lady” y “Barnacle Bill”, este último de su disco a trío “All Of Three” (Steeplechase, 1998) con Santoro y James Oblon, del que salió el repertorio de buena parte del concierto. El punto álgido del segundo pase llegó con “Emphasizing Eric”, tema en homenaje a Eric Dolphy que Oatts grabó con el cuarteto del guitarrista Vic Juris en su trabajo “Remembering Eric Dolphy” (Steeplechase, 2000). La composición, escrita en compás de amalgama –tres compases en cuatro y uno en tres– se cimenta en un riff de contrabajo recurrente dejando mucho espacio a la improvisación, que los solistas aprovecharon para hacer las propuestas más abiertas de la noche, trufando sus solos con disonancias muy mesuradas. Llegó la hora de relajar los ánimos con una balada en tres titulada “Reconcile” y cerrar la noche entre la ovación del público con “King Henry”, tema que el protagonista dedica a su hijo.
Excelente balance para la noche, protagonizada por un cuarteto muy compacto cuya viga maestra es indudablemente Dave Santoro, contrabajista rocoso donde los haya y viejo compañero de fatigas de su líder –es casi una constante en la carrera discográfica de Oatts–, secundado por Andrea Michelutti, quien lleva a cabo su tarea con eficacia en el terreno del combo, con cierta estridencia en los solos. Espléndido a la trompeta Joe Magnarelli, quien comparte protagonismo casi a partes iguales con el saxofonista –no dudaron ambos en improvisar fondos sobre los solos del otro–, sobrio y elegante, el contrapeso ideal en escena. Dick Oatts demostró en sus solos, dignos de ser transcritos y editados, conocimientos enciclopédicos de lenguaje bop, metódico y cuidadoso en su construcción con un gusto refinado por la melodía en su inicio y desarrollo, jugando frecuentemente con saltos de notas entre los registros grave y agudo de su saxo alto, recurriendo al virtuosismo en su justa medida sólo como guinda del pastel de sus interpretaciones. En una palabra: magistral.
Noche de gigantes en el Bogui, donde terminado el concierto no cesó la diversión, tomado el escenario por el cuarteto Fractal, quienes han convertido su jam de los martes en uno de los puntos de encuentro más populares de la capital para músicos y aficionados. Por delante nos queda disfrutar aún de muchas citas jugosas en Bogui, sin ir más lejos, Ximo Tébar (martes 15), Bruce Barth a trío (viernes 18) o Perico Sambeat en cuarteto (jueves 24 a sábado 26), entre otros.