Comentario: La norteamericana afincada en Europa Deborah J. Carter se presentó en esta nueva edición del Festival de Jazz de la Complutense para dar a conocer su nuevo disco basado en su totalidad en composiciones de The Beatles, acompañada por una sección rítmica formada por músicos holandeses.
A primera vista puede parecer un camino excesivamente arriesgado o sin ningún tipo de riesgo, según cómo se enfoque el proyecto. Lo que sí evidencia es que se trata de algo nada original. Muchas cantantes, empezando por Ella Fitzgerald, ya versionearon al cuarteto de Liverpool y dejaron el listón muy alto para que otras voces del jazz pudieran hacer lo mismo.
Empresa por tanto difícil si se es capaz de aportar una nueva visión jazzística de las composiciones de Lennon y McCartney, pero trivial y desechable si el o la artista se dedican a seguir al pie de la letra el molde de dichas canciones.
A lo largo de la docena de temas que Deborah J. Carter interpretó, salió a relucir su buen hacer como cantante de larga experiencia, aunque las canciones estuvieron excesivamente escoradas hacia el soul. Su paleta interpretativa puede ir desde el swing al blues y el soul, pero quizá le faltó una mayor presencia de acordes jazzísticos.
A lo largo de la noche se oyeron versiones de clásicos como “Can’t Buy Me Love”, “Oh, Darling”, “Something”, “And I Love Her”, “I Will”, “Here, There And Everywhere” o ”Ticket To Ride”, entre otros. Además, se incluyeron algunas composiciones que formarán parte de su próximo disco, así como alguna perla aislada en el mar ecléctico en que se convirtió el concierto. En este sentido, una pieza pasó desapercibida, y fue de lo mejor de la noche, la composición “Moanin’” del pianista Bobby Timmons, un clásico interpretado en su momento por el batería Art Blakey y su grupo The Jazz Messengers. Este tema compensó de alguna manera el excesivo repertorio bailable de la noche, interpretado por la cantante afincada en Amsterdam. Aquí Deborah J. Carter lució todas sus dotes de cantante de jazz y supo embellecer el tema con unos originales arreglos.
A resaltar una correcta intervención de la sección rítmica, en la que destacó especialmente el pianista Coel Molenaar, que se prodigó en largos solos, demostrando que es algo más que un buen pianista de acompañamiento. El resto de la banda estuvo en una línea discreta y desempeñó bien su aprendido papel.
Para el numeroso público que se dio cita en el Jardín de la Complutense fue un entretenido concierto que, a la vista de los aplausos recibidos por la cantante, colmó ampliamente las expectativas de los aficionados.