Comentario: Esperanza Spalding es uno de los jóvenes valores del jazz internacional. En un mundo en el que no abundan las mujeres solistas, supone una bocanada de aire fresco contemplar una actuación de esta contrabajista de Boston de sangre mexicana. Esperanza conjuga voz y contrabajo, una combinación insólita. En su corta trayectoria profesional, ya atesora un buen bagaje de méritos avalados por sus colaboraciones con grandes nombres (memorable su colaboración en el trío de Joe Lovano) y sobre todo con sus dos discos Junjo (2006) y Esperanza (2008). Esperanza Spalding como contrabajista, cantante y compositora, irradia talento en sus actuaciones.
En su paso por Madrid demostró que es una excelente contrabajista. Sus melodías conforman un repertorio fascinante. Es capaz de adaptar temas de Chick Corea o Egberto Gismonti a su particular visión del jazz latino. Sus arreglos demuestran una calidad propia de una artista más experimentada. Elogio aparte merece el buen acompasamiento entre el contrabajo y el canto susurrado de su voz, que realiza de forma impecable. Un talento sorprendente. En este transitar sonoro, Spalding fue escoltada por músicos latinos como el pianista Leo Genovese y el guitarrista Ricardo Vogt. Lástima que la sala no reuniera los mínimos sonoros exigidos para poder saborear los diferentes matices que pretendió transmitir.
Los mejores momentos fueron aquellos en que interpretó un par de solos acompasados con su voz susurrante y otros donde la sección rítmica se pudo explayar un poco. Algunas pinceladas de Leonardo Genovese y el buen acompañamiento de Otis Brown III. Quien más acusó el deficiente sonido fue el guitarrista Ricardo Vogt, ausente durante todo el concierto.
Esperanza interpretó media docena de temas de sus dos únicos trabajos publicados hasta la fecha, con los que pudimos constatar la brillante manera de tocar el bajo acústico y su mezcla de músicas latinas y jazz más actual. Especialmente interesante fue la adaptación del tema de Milton Nascimento “Ponta De Areia”, una música que atrapa desde el primer momento y que desprende la plenitud de los sonidos brasileños, muy presentes en la cultura musical de Esperanza Spalding.
La profesionalidad de Esperanza Spalding quedó fuera de toda duda. Su grupo no pudo hacer más frente a unas condiciones técnicas que no ayudaron. Esperamos que su visita a Madrid no sea la última para poder así disfrutar de la auténtica propuesta de Esperanza Spalding. Mientras tanto, nos conformaremos con sus discos.