Comentario:
La presencia de Herbie Hancock comienza a ser habitual en el Festival de Jazz de Barcelona. Este concierto se presentaba con ciertas dudas después de su última gira con el proyecto de temas de Joni Mitchell que tan malas críticas había cosechado. Pero si algo tiene Hancock es ese carácter camaleónico que le ha permitido desempeñar una de las carreras musicales más heterogéneas y versátiles en toda la historia del jazz. Este aspecto quedó claro a lo largo de las dos horas y media que duró el concierto, y que tuvo un excelente inicio con la interpretación de la composición “Actual Proof”. Este tema, que originalmente vio la luz con el grupo Head Hunters, sirvió para transportarnos a los años 70 gracias a una sonoridad a base de sintetizadores y piano clásico, que unido a las aportaciones musicales de todo el grupo prometiendo un gran concierto.
Y así fue, ya que la duración de muchos de los temas que se fueron interpretando a la largo de la toda la velada se desarrollaron de forma extensa y laboriosa, con aportaciones de los solistas suculentas y de gran calado interpretativo. Destacar la aportación en muchos de los solos, tanto del armonicista Grégoire Maret, la del baterista Kendrick Scott, y por supuesto, la del guitarrista Lionel Loueke, quien disfrutó de su momento de gloria al interpretar un tema en solitario haciendo gala de los numerosos recursos que posee tanto con la guitarra como con su voz.
Temas como “Seven Teens” de Loueke, “Speak Like A Child”, “Cantaloupe Island” o “Wiggle Waggle” de Hancock, fueron interpretados con vigor y derroche de facultades por todos los músicos. Hancock se sintió en todo momento confortable en el papel de líder desplegando algunas de las mejores interpretaciones de la velada, lo que demostró hasta que punto se encontró inmerso en la música que desarrollaba, consiguiendo que el público disfrutara de uno de sus mejores conciertos en la ciudad condal.
Tal y como reza el viejo dicho “los viejos rockeros nunca mueren”, y las viejas glorias del jazz tampoco, ya que Herbie Hancock, sigue reinventándose a pesar de los años.