Comentario: El jazz es lo mas parecido a una caja de sorpresas donde encuentras dos desconocidos y descubres dos gigantes, es el caso de Marc Mommaas y Nikolaj Hess, uno holandés y el otro danés que bajo el sobrenombre de Balance se presentaron en la Fundación Carlos de Amberes para deleite y disfrute de los que quisimos seguirles en su discurso fácil y fluido, de depurada y fina técnica que encajaron a la perfección bebiendo de las fuentes de los grandes del bop.
Dos sonidos, un único lenguaje, entre lo melódico y swingueante su música rebosa optimismo y familiaridad que viaja a un mar de influencias de aquí y de allá, de antes y de ahora, bien compactados y con coherente personalidad donde resulta difícil encontrar un parecido claro y definido, existiendo, no obstante, puntos de conexión con Paul Gonzalves, Lee Konitz, Ben Webster, Joe Lovano, Paul Bley, Bill Evans o Martial Solal entre otros.
Un dúo de piano y saxo tenor es un cara a cara en competencia leal, un ejercicio de sinceridad, de lectura de pensamiento y sentimientos afines.
Solo intenso y profundo en el saxo tenor de Marc Mommaas, piano swingueante a la vez que delicado en una composición del primero, que llevó el numérico titulo de “2, 3, 4, 5 y 8”.
Los labios de Marc Mommaas arañan la lengüeta de su saxo tenor improvisando a capella, mientras el piano calla, el oído escucha y las manos aplauden en “Free Sax Improvisation”.
La composición de Egberto Gismonti “7 Anais” es un guiño al optimismo donde se desarrollan juegos que crecen y decrecen con el saxo de Marc Mommaas a los que el piano de Nikolaj Hess responde con arpegios cicateros y constantes.
Con “Over The Rainbow” la poesía nos envuelve con un velo traslucido y nocturno de tonos suaves y vaporosos mostrando un piano tierno y un saxo melódico que humedece los ojos de Marc Mommaas y llena su frente de lágrimas. Las manos del aficionado rompen el silencio y enrojecen.
El standard de Duke Ellington “In A Sentimental Mood” cierra la velada en un correcalles de arrebatos de saxo que rompen el aire hinchando los pulmones de Marc Mommaas y engrandeciendo las manos sobre el piano de Nikolaj Hess.
¡Concierto más que bueno! ¡Mejor!