Comentario: La historia que comenzó con aquel reencuentro entre padre e hijo captado por la cámara de Fernando Trueba en Calle 54 vivió este mes un nuevo capítulo en el Teatro Real de Madrid. Los dos Valdés se sentaron frente a sendos pianos de cola para presentar su disco Juntos para siempre en una gira que, se ha dicho, podría significar la retirada de Bebo de los escenarios.
A diferencia de sus actuaciones de este último verano, el concierto se inclinó más hacia la música del Caribe que hacia el jazz, y Chucho cedió un protagonismo mayor a la figura de su padre.
Desde el restaurante Art Decó de la escenografía preparada para la ópera en cartel El triunfo del Tiempo y del Desengaño, la noche fue dejando caer con absoluta elegancia y naturalidad los nuevos temas del álbun del dúo junto a un puñado de melodías ya clásicas en las presentaciones de Bebo como “Tres palabras”, “Manisero”, “Sabor a mí”, “El Cumbanchero” o, ya en el cierre, “Lágrimas Negras”. El punto más jazzístico llegó con una pulcra versión de “Perdido” (de Tizol y Ellington); Chucho lució sus enormes recursos en una preciosa versión de “Caridad Amaro”, dedicada a esa abuela que predijo este encuentro musical entre padre e hijo, y Bebo, en uno de los bises, se animó con el Concierto de Aranjuez.
Desde el primer momento, ambos pianistas tuvieron a su público volcado con emoción. Un público que hizo palmas bajo la dirección de Bebo en “Tea For Two”, fue cómplice del Cumpleaños feliz dedicado por éste a Cristina Trueba (esposa del cineasta), y despidió a padre e hijo con una larga ovación. La generosa ración de bises, por momentos, dio la impresión de que el mayor de los Valdés estaba dispuesto a devolver cada aplauso con una canción.
Sin lugar a dudas, fue otro gran acontecimiento para Bebo en este 2008 que trajo la publicación de Juntos para siempre, la biografía Bebo de Cuba, la película Old Man Bebo y su cumpleaños número 90 en un estado de forma envidiable. Él y sus seguidores ya pueden estar contentos.