A veces es imposible no sonreír. Hay conciertos en los que uno no puede evitar disfrutar sinceramente y dejarse llevar. Son momentos mágicos y no es fácil encontrarse con ellos, pero cuando ocurre, la sensación es inolvidable.
Eso es lo que pudimos vivir en el recital que ofrecieron Antonio Bravo y Germán Díaz en uno de los locales con más solera de Bilbao: el mítico Residence. Con una superficie reducida y un ambiente familiar, el Residence es uno de los pocos sitios que quedan en nuestro país que se mantiene fiel a programar una agenda musical variada y de calidad. Siempre mostrando el máximo respeto y el mejor trato a sus músicos y, por supuesto, a sus feligreses. Dicho esto, no es de extrañar que este pequeño santuario musical bilbaíno ofreciese con toda naturalidad un concierto tan interesante como arriesgado:
de mano de la Brigada Bravo & Díaz.
Así, ante un aforo que superaba por poco la decena de asistentes, este magnífico dúo afrontó el directo como una reunión de amigos, compartiendo su música, parte de su divertido anecdotario y una gratificante calidez personal. Entre bromas explicaban los misterios de la zanfona (un instrumento asombroso que despertaba la curiosidad sana del público) y el planteamiento técnico del concierto, apoyado en sendos loopers que ejercían un papel imprescindible. “Este es el único proyecto en el que lo que hacemos con los pies es más complicado que lo que hacemos con las manos” afirmaron entre risas antes de comenzar.
Y empezó la música con “A Las Barricadas”, y la sonrisa emergió, incontenible. La pareja da en todo momento una lección magistral de lo que significa “tocar juntos”, llevándolo a su máxima expresión, lo que no quiere decir que sus voces no se mantengan personales. Antonio Bravo es uno de los secretos mejor guardados de la música improvisada en nuestro país y, sin ninguna duda, el mejor guitarrista español del momento. Su fraseo, dúctil y melódico, se apoya de forma muy inteligente en el pedal de volumen y en una técnica sólida que le hace sonar como muchos, y al mismo tiempo, como él mismo.
Díaz no se queda atrás; uno de los mejores zanfonistas de la escena actual, domina completamente el instrumento y se aprovecha al máximo de sus posibilidades expresivas. A la hora de improvisar también muestra un fuerte sentido de la melodía, pero lejos de acomodarse, tiene la audacia necesaria para ir más allá de la ortodoxia siendo coherente y personal.
Con estos ingredientes es difícil que la cosa no salga bien, pero es que además, el compromiso de ambos músicos con el proyecto es tremendo. El planteamiento de su excelente disco es llevado al directo sin renunciar a los magníficos arreglos ni ninguna de las ventajas del estudio. Desde la maravillosa versión de “La Internacional” a la impresionante “Si Me Quieres Escribir” o al detalle de la caja de música que convierte la “Canción del Frente Unido” en una preciosa nana, Músicas Populares de la Guerra Civil es mucho más que un dúo: es un proyecto diferente, inclasificable y bicéfalo, de una categoría aplastante.
Y su concierto en Bilbao también fue muchas cosas: una grata sorpresa, una manifestación insuperable de comunión musical, una velada cálida y repleta de buen rollo y, por encima de todo, uno de esos conciertos en los que uno no puede dejar de disfrutar, ni de sonreír. Y nos marchamos con la sonrisa a casa y con el recuerdo, para siempre.