Comentario: De entrada he de decir que no es este un proyecto que me atraiga en especial. Vandermark, Lane o Nilssen-Love están metidos en cosas que me interesan mucho más. Sí, es cierto que 4 Corners tiene un reconocible (y hasta agradable si me aprietan) aire a formación de free jazz más o menos ecuménica. Pero no me parece que eso sea suficiente y más, como digo, tratándose de elementos que tienen proyectos que demuestran mayor inquietud y ambición. Además, en estas cosas hay que intentar no caer en la trampa de “todo tiempo pasado fue mejor”, porque a base de repetirlo puede que hasta deje de tener sentido.
Los temas de 4 Corners no están mal, especialmente los de Lane, que junto con Vandermark es el que corta el bacalao en el grupo. Tienen una fuerza free-bopera sana y contagiosa. Sin embargo, hay algo que no me acaba de cuadrar. Estoy hablando aún de la sensación que me produce el disco, y como no he pensado mucho en ello tampoco sé en qué consiste exactamente esa sensación. Sí que verlos en directo equivalía a tener una inmejorable ocasión para contrastar esas dudas con el temperamento y carácter de la banda.
El concierto fue de menos a más. Eso no es raro y en su caso tenía una explicación. Hace unos dos años que no tocaban juntos y ahora, con el concierto de Barcelona, iniciaban una mini gira por España y Portugal. Se notó que tuvieron que ir calentándose. Les faltó fluidez en los dos o tres primeros temas, que les salieron demasiado condensados, sin matices, como la pomada sale de un tubo. En ese lance, Nilssen-Love anduvo un rato descolocado, lo que es inaudito en él. Mientras, Broo se precipitaba imprimiendo una energía fuera de lugar, completamente desacompasada del resto del grupo. Y fue entonces cuando acerté a ver uno de los problemas del grupo: el trompetista sueco. Nunca ha sido santo de mi devoción, eso es verdad, pero es que lo del otro día fue demasiado. Parece que no pensaba lo que iba a hacer, así que sus intervenciones resultaron previsibles y bastas. Conforme avanzaba el concierto, intentó apañarlo como lo hacen muchos trompetistas de su calaña, a base de berridos y fraseos de choque. Pero, nada de nada. Una vez los músicos fueron entrando en situación, él seguía dale que te pego. El problema es que su aportación como solista al grupo me parece demasiado vulgar, impostadamente mainstream, y al final lo único que ocurre es que su trabajo lo que hace es varar 4 Corners, impedirle que eche el vuelo.
Pero no todo fue malo. Al hilo de lo que decía de Broo, podríamos contraponer lo que propuso Vandermark. Hacía tiempo, y llevo ya un tiempo viéndolo una, dos y hasta tres veces al año, que no le veía hacer cosas nuevas. Me sorprendió sobre todo con el clarinete, con el que hizo un solo enérgico y bien construido, y con el barítono. Y, quizá, el único pero que podría ponérsele es que en algún momento cediera a la irreflexión y el jaleo que a su lado armaba Broo. Pero, en conjunto, le vi algunas de las cosas más bonitas de cuantas le he visto hacer en directo.
La sección rítmica estuvo bien. Al final, Nilssen-Love logró situarse y, por su parte, Lane, que en realidad es el que estuvo siempre más centrado, vertebró el cotarro como sabe: pegadizo, sudoroso, con un walkin’ increíble… Lane es un excelente bajista de jazz, y además abierto a cosas que puedan ensanchar el género. Insisto en que, dentro del proyecto de 4 Corners, quizá sean sus temas y sus bases lo que más me interesa.
Hay que decir que, al menos en Barcelona, hubo una asistencia considerable. Un público heterogéneo que ya es habitual en los proyectos del tándem Vandermark/Nilssen-Love, y hubo hasta aplausos y petición de bises. En cierto sentido no me extraña. 4 Corners trabaja con una sonoridad potente, pero la potencia a veces puede resultar ”ensordecedora”. Todo lo cual me hace desconfiar también, malo que es uno, de una propuesta que en su globalidad me parece poco trabajada. No es un proyecto del tipo “nos tiramos a la piscina” (de hecho el concierto se acabó cuando se les acabó el repertorio, 7 temas si no me equivoco). Pretende ser una cosa más acabada, con mayor andamiaje, pero para mi gusto y tratándose de quien se trata –exceptuando a Broo–, creo que habría que exigírseles un nivel mayor.
Un aspecto a remarcar de la velada fue la presentación en España del estupendo sello portugués que acoge a 4 Corners y a tantos y tan buenos músicos americanos y europeos que creen en un jazz libre, evolutivo e innovador. Estuvo su factótum, Pedro Costa, y Tomajazz le hizo una entrevista que se publicará próximamente. Es un tipo con las ideas claras y enamorado de lo que hace. Uno de esos editores-autores que tan buen trabajo discográfico han realizado y de los que, de todos modos, él se desmarca un poco. Volveremos a él porque es interesante lo que dice.