El concierto ofrecido por Tom Harrell en la sala Luz de Gas era sin duda alguna uno de los grandes atractivos del Festival de Jazz de Barcelona, y ante todo un concierto para los grandes aficionados a la trompeta. De Tom Harrell se puede señalar que es uno de los trompetas más originales y completo surgido de la era post-bop, hasta el punto de considerarlo como uno de los músicos que mejor ha sabido sintetizar la gran tradición de su instrumento.
El repertorio de la velada estuvo conformado en su mayoría por temas del propio trompetista, en donde demostró (tanto a la trompeta como al fiscorno) cómo continúa poseyendo una sonoridad cool, limpia y sin artificios. Harrell a lo largo de las interpretaciones expuso la gran capacidad para articular frases ricas en notas, sin adornos ni exhibicionismos gratuitos, y realizando un uso de la economía de armonías sencillamente prodigiosa. La actuación posibilitó al trompetista equilibrar los pasajes de mayor fragor interpretativo con momentos de mayor sutileza musical. Los aficionados así mismo pudieron comprobar a un Tom Harrell retraído, introspectivo e íntimo en la interpretación de las baladas, exhibiendo unas exploraciones melancólicas, elegantes y sugestivas, pero sin ningún atisbo de dramatismo, y siempre al servicio y en búsqueda de la belleza melódica.
Los aficionados pudieron evidenciar la personalidad del trompetista, y muy especialmente la existencia de dos mundos que conviven en su interior, la de la vivacidad cuando improvisaba frente a su pasividad y abstracción cuando no tocaba.
Mencionar la extraordinaria sección rítmica que acompañó al trompetista, que proporcionó momentos de gran enjundia interpretativa con jugosos solos interpretativos por parte de todos los integrantes, y que sirvieron de perfecto complemento a su líder. Excelente concierto.