Comentario:
El Festival Internacional de Jazz de Móstoles prosigue su andadura fiel a su cita anual y alcanza en esta ocasión la quinta edición, señal de que el jazz sigue gozando de buena salud fuera de la capital. La primera jornada de los conciertos celebrados en el Teatro del Bosque estuvo dedicada de manera monográfica al jazz latino con un grupo que cultiva todos los ritmos y los lazos de unión entre el jazz y lo que significa el sentir latino, cubano para más señas.
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El grupo liderado por el bajista cubano Alain Pérez, al que se incorporó el trompetista Jerry González, es una formación muy sólida de músicos experimentados, todos ellos latinoamericanos residentes en Madrid. Pérez ofreció un concierto ceñido a los cánones que marca el jazz latino, sin apenas sorpresas, ni riesgos que merezca la pena resaltar. Da la sensación a estas alturas de que este tipo de bandas cultivan un estilo muy anquilosado y que apenas se preocupan por innovar. Al asistir a un concierto de estas características en seguida viene a la cabeza el mejor grupo de fusión del jazz con lo latino que ha existido nunca, como es Irakere.
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El concierto de Alain Pérez, ex miembro de Irakere, se centró en su mayor parte en la interpretación de los temas de su ultimo trabajo En el aire, compuestos por el propio Pérez. Fueron siete piezas en las que se combinaron aires de salsa y boleros potenciados por la voz y el bajo eléctrico, con buenos momentos del saxofonista Ynodiel González, mejor en el saxo tenor que en el soprano, la calidad contrastada a cargo del pianista Pepe Rivero y apoyos seguros en la batería y percusión. La incorporación de Jerry González proporcionó un toque de lirismo, siendo su máxima expresión una balada a dúo con Alain Pérez al bajo eléctrico y ciertos destellos interpretando al fliscorno el mejor tema de la noche. Fuertes e intensas descargas apoyadas en la batería, la percusión y los saxos, con momentos más pausados en los que primaba la melodía, y otros mas alegres, fueron las características principales de un concierto que gustó mucho al público que llenaba el Teatro del Bosque. Un estilo fuertemente arraigado, muy reconocible y con señas de identidad propias. Música que proporciona la ocasión de pasar un rato agradable y divertido, además de convertirse en una apuesta que nunca falla en los festivales.
