Comentario: Entre acordes y desacordes, afinando instrumentos, buscando el tono y encontrando el sonido, como sin querer, como sin darse cuenta y jugando con el inconsciente. Así comenzó su actuación el Bojan Z Trio.
Las composiciones de Bojan Z y su trío no son precisamente reposadas o reflexivas, son más bien contundentes, intensas, enérgicas y veloces, pero controladas. En ellas se funden las diferentes corrientes del jazz en un mismo tema abarcando desde el bop hasta el jazz-rock progresivo potente, desgarrador y lisérgico-corrosivo.
Bojan Z es poseedor de una técnica sobrada y un sentimiento swingueante que asume desde una perspectiva de moderno alquimista que se manifiesta a través de su Fender Rhodes y sobre todo de su xenófono, instrumento eléctrico de invención propia de sonido metálico e híbrido entre el primero, el piano acústico, la celesta o el órgano. Y es desde estos instrumentos donde alcanza niveles de fusión progresiva en fuzz con la ayuda de los diferentes pedales y efectos que nos retrotraen al rock Canterbury o al krautrock de los años setenta; grupos como Soft Machine, Association P.C. o los actuales Catasto Elettrico fueron protagonistas indirectos en el tema “Wheels” (en castellano “Ruedas”).
Pero no todo fue tan eléctrico, y desde su piano Yamaha Bojan Z dirigió su trío como un líder incontestable frente a sus dos acólitos, que se ofrecieron siempre atentos a cualquier cambio de ritmo, tonalidad o improvisación.
Interesantes y brillantes fueron los diálogos entre Bojan Z y su impertérrito batería Martijn Vink, músico éste que llamo poderosamente la atención por su aparente frialdad e inexpresiva e indiferente faz, donde sus baquetas hacían saltar chispas al percutir sobre todos y cada uno de los tambores como si esas manos no pertenecieran a ese cuerpo.
También mantuvo esas conversaciones con Thomas Bramerie y lo hizo con soltura y excelencia combinando y permutando sus manos y sus teclados con imaginación y creatividad, con un bajista que personalmente me recordó a Eddie Gómez en cuanto a sonido y manera de digitar.
Con la composición y bis “Mohican And The Great Spirit” (del admirado Horace Silver) por parte de Bojan “Z” e incluido en su disco Xenophonia (Label Bleu 2006) se dio por terminado el aclamado concierto.
La conclusión parece clara, otro destacado concierto de la fundación Carlos de Amberes que apostó y apuesta por las diferentes corrientes del jazz creativo. ¡Suma y sigue!