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CHRISTIAN McBRIDE QUINTET
XII Festival Internacional de Jazz de San Javier

  • Fecha: 8 de julio de 2009.
  • Lugar: Auditorio Parque Almansa (San Javier, Murcia).
  • Componentes:
    Christian McBride: contrabajo.
    Steve Wilson: saxo alto y soprano.
    Warren Wolf: vibráfono.
    Peter Martin: piano.
    Ulisses Owens: batería.
  • Comentario:
     
    Cuando uno tiene la ocasión de ir a un concierto en el que puede escuchar y ver el trabajo de un grupo como el Christian McBride Quintet, con un proyecto recién estrenado bajo el brazo (el álbum Kind Of Brown, presentado con el nombre de Christian McBride And Inside Straight y editado en 2009 por el sello discográfico Mac Avenue), la posibilidad de estar ante algo único y salir recompensado es muy alta. Esta es la sensación que tuve con el impecable quinteto de McBride, uno de los grupos contemporáneos más compactos y solicitados del momento en la escena del jazz mundial. El nombre del álbum es un homenaje a Ray Brown, uno de los más grandes contrabajistas de jazz de todos los tiempos, cuyas influencias en el contrabajista de Filadelfia son bastante notorias (así como las de otro gran maestro: Paul Chambers). El quinteto quedaba completo con la compañía de cuatro excelentes músicos, dos de los cuales, Steve Wilson y Warren Wolf, participaron en la grabación. La nómina estaba completada por los veteranos Peter Martin (en sustitución de Eric Reed) al piano, y Steve Wilson con el saxo alto y el soprano, así como dos músicos pertenecientes a la siguiente generación: Ulisses Owens, que sustituyó a Carl Allen, a la batería, y el vibrafonista Warren Wolf, ambos con una joven pero ya dilatada carrera musical.

    El hecho de no estar presentes en el escenario los mismos músicos que han colaborado en la grabación no influyó negativamente en el desarrollo del concierto: la fuerza en las dinámicas internas que se crearon en cada tema, la interacción entre los músicos, la ejecución clara y concisa. Estos elementos se dieron durante algo más de una hora y veinte minutos, de manera natural, fundidos como en una perfecta aleación sonora. En este caso no hubo ninguna duda, ya que el grupo demostró con creces lo que de verdad y sinceridad tiene el trabajo bien realizado, asimilado e interiorizado por cada uno de ellos. Una señal inequívoca y dato curioso, para demostrar lo anterior, fue la ausencia de atriles en el escenario, ni uno solo, o de cualquier apunte, partitura, guía armónica o papel, lo cual indica que estamos ante un proyecto muy elaborado y cargado de una fuerte complicidad entre todos los componentes de la banda.

    El inicio del concierto, hasta llegar al tercer tema con la balada “Starbeam”, fue contundente y arrollador, con exposiciones a trío, saxo alto, piano y vibráfono, al unísono y en perfecta conjunción. Los solos de Steve Wilson, fueron ejecutados con una técnica elegante y virtuosa, demostrando su buen dominio del instrumento y de la improvisación, con fraseos largos y elocuentes. De un swing de 4/4, en el primer tema, pasaron a un estilo más be-bop, con tempos altos, en los que el vibrafonista Warren Wolf, mostró toda su habilidad y limpia ejecución en la improvisación. Este tema fue el elegido también por Ulisses Owens para el único solo que realizó en todo el concierto, único pero más que suficiente para apreciar en su forma de tocar buena pegada de caja y ritmo impecable. Owens demostró ser merecedor del puesto que ocupaba en lugar de Carl Allen.

    “Starbeam” fue el tema en el que McBride marcó su primera improvisación. Con un gran despliegue melódico nos hizo navegar por sus mundos sonoros con una poderosa técnica, salvando las dificultades, tan laboriosas, del instrumento que toca. Sin olvidar la perfecta afinación que consigue en el contrabajo, algo a veces difícil de conseguir, porque no olvidemos, entre otros aspectos, que este instrumento no tiene trastes en el mástil y requiere una ejecución muy precisa. La improvisación de Wilson con el saxo soprano fue un paseo por la sutilidad y el esmerado cuidado que pone en su sonido, amplio y profundo. Transmitió nuevas sensaciones y colores entre la amalgama de notas y sonidos de sus compañeros. El concierto continuó con otra balada, “Sophisticated Lady” de Duke Ellington, esta vez a trío de piano, contrabajo y batería. Tras una larga introducción del tema con el contrabajo y una exposición de la melodía con el piano, los solos de ambos se sucedieron. Peter Martin regaló en este tema un solo de improvisación sublime y tocó el piano con destreza, sobre todo de su mano izquierda, flexible e inquieta.

    La sesión finalizó, además del bis, con otro tema incluido en su último álbum Kind Of Brown: el blues “Used ’Ta Could”, un 3/4, a tempo de vals. Wilson y Wolf volvieron al escenario y, tras la exposición del tema, se introdujeron en una sucesión de solos e intercambiaron fraseos en estructuras de cuatro, tres, dos y un compás, hasta llegar a un unísono que embriagó al oyente y llenó con toda su fuerza el espacio musical, logrando que el auditorio vibrara con ellos. El corto bis de despedida relajó, en cierto modo, las ansias del público de continuar con el concierto y, aunque hubo quien esperó en vano que volvieran a salir y tocar, la mayoría nos fuimos de allí con el pensamiento aún envuelto en el sonido y con la sensación de haber presenciado uno de los conciertos más cuidados en cuanto a su esmerada realización y laboriosidad, inherentes a todo buen proyecto que se precie como tal.


    Texto © 2009 José Antonio García López
    Fotos © 2009 Sebastián Mondéjar