La jornada del 14 de julio en el XII Festival de Jazz de
San Javier estuvo dedicada al recuerdo de una época
en la que surgieron estilos dentro del jazz como el
jazz
fusion, y a homenajear al productor Creed Taylor. Como
representantes de este estilo tuvimos la ocasión
de escuchar la música hecha por la formación
llamada CTI All Stars Band, integrada por un elenco de músicos
de primer orden, reunidos por Creed Taylor, creador de sellos
como Impulse y CTI Records. Taylor fue el productor que
revolucionó, junto a otros, el sonido del jazz en
la década de los años 70 e impulsó
este estilo, incluso, cambiando la estética de los
álbumes, con nuevos conceptos creativos. La noche
del concierto no se separó ni un momento de la mesa
de sonido, lo cual influyó, y mucho, en el desarrollo
sonoro de la velada, todo un lujo.
El tema “Red Clay”, del trompetista Freddie
Hubbard, fue el elegido para iniciar el concierto. A la
exposición del tema, con la sección de vientos,
le sucedieron los primeros solos improvisados. Primero
Randy Brecker a tempo de swing medio, con un
solo poco recurrente pero efectivo, sin demasiadas complicaciones,
casi a modo de calentamiento. Tras el trompetista, la
flauta travesera de Hubert Laws sonó templada,
delicada y dulce. La improvisación de Bill Evans
encontró una variante rítmica hacia el reggae,
que se fusionó como un guante con la ejecución
de su solo, basado en líneas pentatónicas
y fraseos interválicos perfectamente integrados
con el ritmo que le proporcionaron sus compañeros.
También tuvo su espacio de improvisación
la batería de Jeff “Tain” Watts, que
compartió su solo con el percusionista Airto Moreira.
La sesión continuó con “Road Song”,
de Wes Montgomery, cuya exposición estuvo a cargo
del guitarrista Russell Malone, que se vio algo descompensado,
en un principio, por la falta de volumen en su guitarra,
circunstancia que no tardaron mucho tiempo en resolver,
problema que también compartió el bajista
Mark Egan, cuyo sonido dejó bastante que desear,
y por lo que tardó casi tres temas en acoplarse
a la banda, bastante más tarde de lo deseado. Lo
más destacable fue el solo del pianista danés
Niels Lan Doky, que logró reavivar la dinámica
del tema, con el sonido de su teclado y sus fraseos audaces
y sugerentes. La presencia de Malone en la banda pasó
casi desapercibida, excepto por su improvisación
en el tema siguiente: “Bimbe Blues”, un blues
original compuesto y arreglado por el flautista Hubert
Laws, en el que el guitarrista pudo conseguir estar a
la altura de sus compañeros en cuanto a volumen
de sonido. Su improvisación, de sonido aterciopelado
y oscuro, estilo Montgomery, contrastó dentro de
la banda, dándole un carácter de un estilo
algo más orientado hacia el blues.
A partir de este punto del concierto, casi en el ecuador
del mismo, hubo un cambio hacia un estilo de fusión
con la bossa y los ritmos afro-brasileños,
en el que el protagonista principal fue el gran percusionista
Airto Moreira. La canción “Mister Auda”,
con una introducción cantada y acompañada
solo de sus muchos instrumentos (congas, timbales, cencerros,
cascabeles, caracolas y platos, que sonaron a madre selva),
nos introdujo por mundos sonoros exóticos, todo
ello como preámbulo a la salida en escena de la
cantante brasileña Flora Purim. La canción
“San Francisco River”, compuesta por ella
con tan sólo doce años de edad, fue el único
acto de presencia y colaboración que protagonizó
en la banda, lo cual supo más bien a poco. Acto
seguido, Hubert Laws, como portavoz del grupo, presentó
al productor homenajeado, Creed Taylor, que se encontraba
en la sala, como se ha comentado, al mando del sonido.
El flautista, para continuar con el giro que había
dado el concierto, presentó “Corcovado”
de Antonio Carlos Jobim, y nos habló de su experiencia
musical con el gran compositor brasileño. Una pieza
corta, apenas tres minutos, que dejó al público
relajado y muy atento, aunque algo desconcertado ante
lo que acontecía.
Para despedir la velada el director y responsable musical
de la banda, Bill Evans, creó otro punto de inflexión
y dio un nuevo giro a la dinámica del concierto,
con una introducción en solitario del tema “Ruttletrap”,
cargada de fuerza y virtuosismo, como mostraba la velocidad
y limpieza de sus fraseos. El bis de rigor, a petición
del público, fue “Sueak”, en el que
destacaron todos los solistas, creando una fuerte dinámica
entre ellos, sucediéndose en solos de improvisación
vertiginosos en un juego de compases alternados y al unísono.
Excepto por los problemas técnicos de sonido con
algunos instrumentos, guitarra y bajo, en el principio
del concierto, algo que se solucionó en el transcurso
del mismo, hubo sus momentos álgidos, en los que
revivimos un estilo que aún resuena y se cultiva
dentro de este género musical que es el jazz.