El primer tema resumió perfectamente el contenido
y la idea de toda la actuación. Un puente virtual
que enlazó tres temas musicales alejados en el tiempo:
el “Hymne – Veni Creator Spiritus”, un
himno religioso habitual del canto gregoriano y escrito
en el s. IX; “The Annunciation”, primera parte
de “The Mystery Sonata” de H.I.F. Biber, compuesta
en el s. XVII; y el tema “Breathing Earth” de
Barry Guy para violín y contrabajo. Un puente que
fue atravesado por Maya Homburger y Barry Guy para mostrarnos
más los puntos de contacto que las distancias temporales
o de forma. Un programa en cierto sentido de tesis, de clase
magistral, y en el que se basculaban algunos problemas.
Además de la relación de la música
antigua y el barroco con la música actual, gravitaba
la cuestión de qué es lo que ocurrió
con la improvisación dentro de la música europea.
La historia musical cuenta que a partir de un momento fue
relegada a un segundo plano en beneficio de la partitura,
tal vez la concepción más poderosa, más
acabada, más terminal de la escritura musical. Una
especie de “fin de la historia” de la creación
musical. La cuestión es, ¿se le puede dar
la vuelta a esto y, al mismo tiempo, volver a enlazarse
con ciertos momentos de nuestro pasado musical? De poderse,
se puede. O no, sólo depende de la voluntad. Históricamente,
la gente de izquierdas, la gente progresista, siempre ha
visto la historia como algo sobre lo que trabajar, no como
una pesada lápida. Obviamente, no me estoy refiriendo
a un problema de sufragio universal, sino a un tipo de visión
del arte. El hecho de que las breves improvisaciones de
contrabajo dedicadas a Samuel Beckett que componen “Five
Fizzles” de Guy estén en perfecta armonía
con piezas del XVII; o que el mismo Guy introduzca con completa
naturalidad un interludio suyo dentro de “The Carrying
Of The Cross”, de Biber y extraído también
de “The Mystery Sonata”; o ver que si el estilo
depurado de la violinista barroca Homburger se revoluciona
surge con toda naturalidad una violinista free
de calado, todo ello forma parte de esa idea o, si se prefiere,
de esa “ceremonia”, que es como titularon su
disco editado por ECM. Sólo le pondría un
pero a la actuación: que a veces rayó en lo
profesoral. Pero, ya digo, sólo fue a veces.