Comentario:Con la de 2009 son ya cinco las ediciones de Imaxinasons, el Festival Internacional de Jazz de Vigo. La de 2009 se podría calificar como la edición de la consolidación, ya que la asistencia a los conciertos ha sido más que notable y bastante superior a la de los años anteriores. Su apuesta por mantener una propuesta con una línea definida está dando sus frutos. Entre ellos destaca un puñado de aficionados que no dejan pasar la oportunidad de acudir a cada uno de los conciertos que les ofrece el festival. He aquí un repaso rápido a las actuaciones del viernes y sábado del segundo fin de semana.
Al aire libre…
Radiografía de un concierto: lo de Omar Sosa es un puedo y no quiero. En disco o en directo, la suya es una fórmula llena de unos pocos clichés que termina por ser reiterativa, y que da lugar a una música plana con muy pocos momentos de interés. En su haber hay que reconocer su capacidad para conectar con el público, aunque para ello a veces utilice recursos que rozan lo lamentable. Sin embargo, viendo los destellos que es capaz de mostrar en algunos (pocos) momentos, la pregunta que surge es hasta dónde podría llegar si pusiese su empeño en adentrarse por otros terrenos en los que asumiese un poco más de riesgo. Una lástima ese talento desaprovechado.
Carlos López defendió
con algo más que dignidad su nuevo CD. No es habitual
encontrarse en nuestro país con grupos de jazz que
en directo incluyan a un MC, a un DJ, a
un video DJ y cantantes, además de una sección
de vientos. El grupo sonó bien empastado, con una propuesta
en la que si bien los vocalistas tuvieron un papel importante,
no destacaron sobre el resto de músicos, lo cual es
un hecho a agradecer. Quizás lo único que sobró,
oído lo oído y visto lo visto sobre el escenario,
fue versionear el “Shine On You Crazy Diamond”
de Pink Floyd. Salvo ese pequeño detalle, resulta un
placer constatar que hay músicos jóvenes como
López que miran no demasiado atrás en el tiempo
para armar sus propuestas y que, sobre todo, son capaces de
defenderlas magníficamente sobre el escenario.
Lo de Santiago de la
Muela y su orquesta tiene mucho mérito: no es nada
fácil en este país organizar y mantener una
big-band como la suya, en la que participan unos
cuantos pesos pesados del jazz nacional. Veteranos como el
batería Sir Charles, o los saxofonistas Alejandro Pérez
y Marcelo Peralta comparten sus atriles con músicos
jóvenes como la pianista Marta Sánchez o el
saxofonista Javier Bruna (Fractal). Con un gran sonido en
directo y una magnífica puesta en escena, quizás
el siguiente paso sea pedirle a su líder que vaya un
poquito más allá y se arriesgue con una propuesta
menos clásica, ya que en ese conjunto tiene muy buenos
mimbres para ello.
Pepe Evangelista presentó Teima. El suyo es un jazz que se mueve por los terrenos de lo que se podría calificar como mainstream actual, bien ejecutado y que por suerte sabe mirar más allá de lo registrado en forma de CD. En su grupo hay buenos músicos (Kin García, Roberto Somoza, el propio Evangelista), buenas composiciones propias y ganas de hacer las cosas bien. Lástima que tanto Evangelista como López no tengan más oportunidades para mostrar sus propuestas por el resto de España.
Y a cubierto…
Uno de los grandes descubrimientos de la edición de
2008 de Imaxinasons fue el Teatro Salesianos: un lugar muy
cómodo, con una acústica sobresaliente, perfecto
para concentrarse y meterse a fondo en la música. Si
en la edición anterior el sonido estuvo a gran nivel,
en 2009 los técnicos de Imaxinasons lograron que rozase
la perfección. Unas condiciones ideales para disfrutar
con todo detalle de las propuestas de Andreas Willers y Lucas
Niggli.
El concierto del guitarrista alemán
Andreas Willers y su cuarteto posiblemente merezca un lugar
destacado en la memoria de cuantos asistimos a semejante prodigio
artístico. En Vigo presentó Montauk,
CD grabado en 2004 y publicado en 2005 por el exquisito sello
alemán Between The Lines. Tomando como columna vertebral
del concierto las composiciones de esta grabación (fundamentalmente
las que integran “Montauk Suite”), el grupo transitó
por un camino en el que, con una naturalidad prodigiosa, se
alternaron las composiciones de Willers con las improvisaciones
de los cuatro músicos en el escenario. El cuarteto
fue desplazando el centro de gravedad de su creatividad entre
distintos solos sumamente inspirados, por dúos y tríos
en los que las improvisaciones dialogadas camparon a sus anchas,
y por unas intervenciones de los cuatro integrantes del conjunto
en las que sobresalieron las ejecuciones precisas de una música
intrincada y muy brillante.
Entre los cuatro músicos hay que destacar al líder de la formación. No sólo por su magnífica creatividad como responsable de las composiciones, sino por su capacidad de lograr que distintas sonoridades e influencias aparentemente incompatibles convergiesen en las cuerdas de su guitarra y en sus loopers. Tampoco habría que dejar de nombrar a Dominique Pifarély: un diablo a las cuerdas de su violín, con aspecto de viejo rockero y con una técnica cercana al virtuosismo, que en muchos momentos dio la impresión de ser el líder del conjunto. El concierto no dejó impasibles a los asistentes, que obtuvieron como premio a sus aplausos un bis con una brillantísima improvisación libre ejecutada en apenas unos pocos minutos, exposición condensada del potencial que puede atesorar una composición instantánea en manos de cuatro maestros.
Aunque han pasado ya
diez años desde que Lucas Niggli formase Zoom, contando
para ello con la participación del trombonista Nils
Wogram (Root 70) y del guitarrista Philipp Schaufelberger,
esta propuesta no muestra síntomas de agotamiento,
sino precisamente de todo lo contrario. En 2008 Niggli reorganizaba
el quinteto Big Zoom con la incorporación a Zoom de
la flautista Anne La Berge y el contrabajista Barry Guy. En
2009 está trabajando en directo con un nuevo repertorio
que tiene en mente registrar en forma de CD en el sello suizo
Intakt Records, tal y como ha hecho con el resto de la discografía
de su grupo por antonomasia.
El concierto de Vigo fue la segunda ocasión
en la que el quinteto presentaba en directo la suite en tres
partes titulada “Polisation”. Aunque no es la
primera vez que el batería residente en Suiza expone
su trabajo en forma de suite, esta última creación
es la más ambiciosa hasta el momento. Tal y como suele
ser habitual en sus propuestas, Niggli entiende su jazz como
un crisol en el que tienen cabida elementos propios de la
libre improvisación y de la clásica contemporánea,
así como del rock, el folclore o la tradición
clásica. En ello no hay ni problemas ni contradicciones:
en manos del quinteto y guiados por Niggli y sus composiciones,
el grupo es capaz de armar una propuesta en la que en muchos
momentos es imposible distinguir entre composición
e improvisación. Sobre Schaufelberger o Wogram no habría
mucho que añadir a lo escuchado en el concierto, salvo
recomendar a quien no lo haya hecho que escuche con detenimiento
sus aportaciones a la amplia discografía de Zoom y
sus aledaños (Big Zoom, Zoom Ensemble). Por su parte,
Barry Guy es un maestro del contrabajo, que en propuestas
como la de Niggli se encuentra como pez en el agua. Guy fue
el músico del cuarteto que más aplausos recogió,
motivados sin duda por el magnífico recuerdo de su
paso en 2008 por Imaxinasons al frente de la Barry Guy New
Orchestra. Una hora de concierto dedicada a la interpretación
de “Polisation” dejó a los asistentes con
ganas de más. Dos apariciones de los músicos
en el escenario para saludar a los asistentes fueron el cierre
para otro gran concierto del festival vigués.