Comentario:
El batería Jimmy Cobb, único superviviente del mítico sexteto que grabó el Kind Of Blue de Miles Davis, ha formado un proyecto con el que está rememorando el 50 aniversario de esta obra cumbre de la historia del jazz. Junto a un ramillete de primeras espadas de la escena jazzística norteamericana, le rindieron su merecido tributo en la sexta edición del Festival de Jazz de Peñíscola, ya consolidado como una de las mejores reuniones jazzisticas del verano. Un año más, Peñíscola ha conseguido reunir a figuras de relieve internacional. En esta ocasión han sido Chano Domínguez, Paquito D’Rivera, Jerry Bergonzi, Eliane Elias o Scott Hamilton, además del grupo liderado por Jimmy Cobb. Tan sólo una sombra ha empañado el ciclo, y es que no se entiende la presencia del cantante pop Christopher Cross en un Festival de Jazz. Esperemos que sea un lapsus pasajero dentro de una programación que desde su primera edición siempre ha sabido mantener un coherente equilibrio.
La formación que acompaña a Jimmy Cobb es de auténtico lujo. Músicos de brillante trayectoria. Una sección de vientos potente, con mucha clase, y una rítmica muy apreciable. Ante ellos se presentaba un reto difícil y con varias interrogantes. Entre ellas, ¿cómo interpretar los cinco temas de Kind Of Blue sin que parezca una mera copia y sin exponerse demasiado a las obligadas comparaciones? En ese sentido, el proyecto consigue sus objetivos en algunos momentos, aunque le faltan obviamente los dos elementos fundamentales que rodeaban a cada uno de los temas originales: el ambiente mágico y el halo melancólico que se respiraba en la grabación. En el disco y las interpretaciones en directo de los temas del mismo, las notas brotan de la improvisación y de la empatía sincera entre los músicos. Aquí quedan pocos espacios para la improvisación. Los músicos intentan ceñirse a las piezas originales y tienen pocas oportunidades para volar libremente aunque, eso sí, dejaron testimonio de la clase que atesoran. Solos demoledores, buenos fraseos y, salvo excepciones, el grupo presentó una buena conjunción.
El principal handicap de este Kind Of Blue At 50 es que no logra transmitir la elegancia y el equilibrio construido por el histórico grupo. Sin embargo, tiene a su favor que consigue contagiar al público de la filosofía de un proyecto que es necesario medir en el contexto actual. Para ello se vale de dos de los mejores saxofonistas del momento como Vincent Herring al alto y Javon Jackson al tenor, y de un trompetista de primera categoría como Wallace Roney. Los tres supieron estar a la altura de tan magno propósito. Desde el inicio de las primeras notas de “So What” hasta la finalización de “Flamenco Sketches”, cada uno de los seis músicos pudo lucirse a sus anchas gracias a la genialidad de un Miles Davis que, debido a las improvisaciones modales sobre las que se construyó esta obra, dejó el terreno abonado para los grandes solos y el lucimiento de las generaciones venideras. El concierto fue un gran carrusel de los tres vientos a los que por momentos se unía el pianista Larry Willis, a quien le faltó contención y mesura en algunas de las piezas de intensidad más baja como “Freddie Freeloader” y “Blue In Green”, tema en el que la sensibilidad está a ras de piel en el original. Por algunos momentos se le vio bastante acelerado. En “All Blues” destacó el fraseo limpio a cargo de Javon Jackson y el discurso de Vincent Herring, intenso y decidido en el papel de Julian “Cannonball” Adderley. A Jimmy Cobb se le puede definir como un músico que combina sensibililidad y potencia. Llama la atención que alguien de su edad siga manteniendo en todo momento la tensión del concierto. En cada una de las piezas se expresó con verdadera intensidad. Siempre fue un batería que supo estar en segundo plano, pero por algo acompañó a los mejores. Es ligero y efectivo en cada uno de sus golpes de acompañamiento y en este proyecto adquiere mayor protagonismo, como cuando realizó su único solo de la noche, donde demostró que quien atesora sus cualidades es capaz de demostrarlas en cualquier momento.
El concierto se completó con tres piezas habituales del repertorio de los grupos de Miles Davis. Una de ellas fue “Milestones”, que comienza con el conocido riff de trompeta con Wallace Roney en primer plano seguido por el diálogo de los saxofonistas. Primero Vincent Herring, después Javon Jackson y a continuación la rítmica con un Jimmy Cobb muy acertado pilotando la nave con sus persistentes redobles y Rasaan Carter no desmereciendo con su participación.
Para terminar, el grupo brindó al público una versión del clásico “On Green Dolphin Street”, donde la sección rítmica acompañó a Wallace Roney, hasta que Javon Jackson se entrometió e introdujo su particular pincelada. Jimmy Cobb, siempre preciso, Larry Willis y Rasaan Carter remataron la actuación que, como era de esperar, hizo que el público la aprobase y rompiese en aplausos hacia una de las figuras vivas de la historia del jazz.
Porque es precisamente eso lo que se vio en este concierto de la sexta edición del Festival de Peñíscola: una lección actualizada de la historia del jazz. Quienes no conocieran el disco original se llevaron una grata sorpresa y los que ya estaban familiarizados recordarán con gusto la experiencia de haber visto en persona a uno de los protagonistas de esta auténtica joya de la música contemporánea llamada Kind Of Blue.
