Comentario:
La primera vez que vi a Kurt Elling, hace casi quince años, su carrera estaba empezando a despegar. Hoy es uno de los cantantes de jazz más reputados del mundo, apoyado a partes iguales por crítica y público. Aquella primera vez me pareció un tipo con personalidad, alguien que aparentaba tener algo diferente que ofrecer. Hoy, después de presenciar su concierto dentro del festival 365 Jazz Bilbao, debo decir que Elling es un oasis en el mundo del jazz vocal, más plagado que nunca de mediocridad, mercadotecnia y estereotipos vulgares.
Kurt Elling es un cantante de jazz, auténtico, real. Él mismo se basta y se sobra para iluminar el escenario, para rebosar talento y carácter en cada palabra que canta. El proyecto con el que está girando es, ni más ni menos, un homenaje a la gloriosa colaboración entre Johnny Hartman y John Coltrane. En el papel de Hartman, Elling; en el de Trane, Ernie Watts. Para ser justos, Watts siempre ha manifestado la influencia del maestro Trane, pero la relación entre los cantantes no es tan evidente, así que Elling juega la inteligente baza de no caer en la imitación y se preocupa simplemente de interpretar (con mayúsculas) la canción, dejando que ésta y sólo ésta le lleve a donde sea necesario.
Como todo gran improvisador, el cantante modula y articula las notas de forma espectacular, pero nunca gratuita. En ocasiones la sombra de Sinatra es más alargada que la del propio Hartman, pero Kurt Elling es en todo momento el artista principal. Ernie Watts está extraordinario, como es habitual, con intervenciones explosivas en las que da rienda suelta a su sonido pleno y exuberante. Tiene la técnica, la versatilidad y la creatividad para enfrentarse a un papel muy difícil; sin él, este proyecto no sería lo mismo.
Laurence Hobgood, que lleva junto a Elling desde que éste empezaba, ejerce de director musical y mantiene su piano a raya en muchos momentos, procurando que todo funcione para que el líder se sienta cómodo. No obstante, protagonizó algún solo muy inspirado, como el de “They Say It’s Wonderful”, en el que llegó a conjugar a Monk, a Tyner, a Oscar Peterson e incluso a Erroll Garner.
Para su concierto en Bilbao, Elling y los suyos contaron con un cuarteto de cuerda –al igual que en el nuevo disco del cantante– compuesto por músicos clásicos de la escena bilbaína. Su presencia fue más acertada en algunos temas que en otros, pero interpretaron todos los arreglos con solvencia y credibilidad y hubo momentos realmente excelentes en los que tuvieron mucho que ver.
El repertorio consistió, por supuesto, en los seis temas que grabaron Coltrane y Hartman en 1963, pero también interpretaron varios temas que Coltrane grabó en su disco Ballads, como “All Or Nothing At All”, “It’s Easy To Remember”, “What’s New”, “You Don’t Know What Love Is” o “Nancy With The Laughing Face” (en realidad, el set fue prácticamente idéntico, tanto en orden como en selección de temas, al programa contenido en el nuevo disco de Elling).
Cerraron el concierto dos temas que me gustan particularmente: un sorprendente “Bessie’s Blues” y un delicioso “Say It (Over and Over Again)” que nos dejó con la sensación de que el jazz vocal aún está vivo y coleando, por mucho que algunas multinacionales hagan lo indecible para disolverlo. Gente como José James está recogiendo el testigo pero, hoy por hoy, Kurt Elling está demostrando ser el cantante de jazz masculino más importante de su generación.