Un concierto cargado de nuevas emociones y sorpresas el
que nos ofreció el guitarrista de jazz John Scofield
en la ciudad de Cartagena. En esta ocasión vino acompañado
por The Piety Street Band y con un regalo en el bolsillo,
su nuevo disco Piety Street grabado en el con el
sello discográfico Emarcy, un trabajo que recoge
estilos que van desde el blues hasta el gospel,
con algunas reminiscencias incluso de reggae y
de jazz-funk, algo a lo que no nos tiene acostumbrados
si tenemos en cuenta su larga carrera y discografía
como músico de jazz. Esta conjunción de estilos
diferentes en un mismo proyecto demuestra lo versátil
que puede ser el veterano guitarrista a la hora de mostrar
sus cualidades, capaz de adaptarse a nuevas funciones, pero
manteniéndose fiel a sí mismo y a su forma
de entender la música.
Tuve la oportunidad de escuchar este mismo proyecto en
directo unos meses antes de la grabación, y entonces
ya me pareció un trabajo distinto y curioso, pero
sobre todo honesto. Los músicos que completaban el
resto de la banda no anduvieron escasos de recursos, conocían
bien los intrincados caminos por donde Scofield suele adentrarse
en sus solos y nadaron como pez en el agua en los diferentes
estilos. El pianista Jon Cleary es la voz principal en todos
los temas; alternó este papel con el piano y un órgano
Hammond que recordó el sonido característico
e insustituible de este instrumento en el estilo blues.
Con el soporte armónico de Cleary y una contundente
e impecable sección rítmica en manos del bajista
George Porter Jr y el baterista Terence Higgins, la maquinaria
se puso en marcha, casi al rojo vivo. Scofield no paró
ni un segundo; arreglos, voicings, líneas
interválicas, efectos de pedal, voces y un sinfín
de recursos y capacidades musicales dignas de mencionar
en uno de los más sobresalientes guitarristas que
nos ha dado el jazz contemporáneo.
Nueve fueron las piezas de su último disco incluidas
en el repertorio, que comenzó con el tema que encabeza
el proyecto “That’s Enough", un blues
de 32 compases, preámbulo de lo que sería
a posteriori el resto del concierto. Continuaron con otro
blues, “Never Turn Back”, con coros
incluidos de Scofield, que desarrollaron con un sistemático
ritmo funky marcado por la batería de Higgins
y el bajo eléctrico de Porter, conciso y muy consistente
en su ejecución, lo suficiente para mantener con
sus compañeros el continuo groove tan necesario
en cada tema. La fusión de estilos country y
reggae en el tema “I’ll Fly Hawai”
daba ese toque divertido y sencillo de la canción
rural. “The Old Ship Of Zion” relajó
por momentos el ambiente con un tempo lento y amplios fraseos
de la guitarra de Scofield. La voz de Porter acompañó
a la del pianista en “Something’s Got A Hold
On Me”, en una mezcla de blues armónico
y letra cantada al estilo gospel de la vieja Nueva
Orleáns, ciudad siempre presente en el origen de
la música de jazz. Sonaron también canciones
como “Walk With Me” y la conmovedora balada
“The Angel Of Death”, que puso la piel de gallina
a más de uno de los presentes. Tras los aplausos
insistentes del público la banda se despidió
con un bis, “It’s A Big Army”, en el que
Jon Cleary tuvo un mano a mano a guitarras con Scofield
en un dialogo musical exquisito y prolongado de preguntas
y respuestas, de gran energía, hasta llegar al unísono.
En resumen un concierto vigoroso y muy placentero para
un público que, en pie, supo agradecer el trabajo
realizado de toda la banda y en especial de este infatigable
guitarrista que es John Scofield. ¡Larga vida al maestro
de maestros!