Comentario:
Extraña noche y a la postre magnífica. El cartel inicial, que consistía en los tríos Porn y Big Business más los Melvins para cerrar, se trastocó debido al parecer al cambio de planes que introdujeron el
road manager de las bandas y los músicos. Al final, la cosa iba a quedar así: Porn para abrir, y a continuación dos formaciones de Melvins, en trío, que ha sido bajo la que durante más tiempo han funcionado, y en cuarteto con doble batería, que es como vienen haciéndolo en los últimos años. O sea, un par de horas largas de Melvins que a un servidor le sentaron de maravilla.
Porn es una banda que trajina entre el doom metal y el noise pero que por lo visto la otra noche no me pareció demasiado sólida, ni en la propuesta ni en el acabado. Hay otras formaciones en su órbita que plantean las cosas mucho mejor, con más ingenio e imaginación. Sólo hay que ver lo que el mismo Crover hace en Melvins que, bueno, es cierto también que es una banda mucho más abierta a otros registros. Lo de Porn sonó a demasiado sabido, y probablemente algo tenga que ver el deliberado encasillamiento en que se han metido. Por otra parte, Moss, el guitarrista, que también se aplicó en los efectos, acabó liándose con tanto feedback y ruido que se le escapaba de entre los dedos. Es posible que la parroquia metalera participe de sus guisas, pero a mí me parece que desde un punto de vista de música experimental, que ensaya con formas y sonidos nuevos, la cosa no cuaja.
El resto de la noche ya fue otro cantar. Fue apoteósica, como no podía ser de otra forma enfrentándonos a “2 sets de Melvins 2”. Para seguir con el símil taurino, una gran tarde. Y es que todo en Melvins funcionó de maravilla. Echaron mano de temas de prácticamente toda su carrera, desde Houdini hasta el reciente Nude with Boots. Y lo hicieron con naturalidad, a salto de mata pero bien. O sea, que podía haber salido así o de otra manera, pero siempre bien porque tienen un repertorio excelente. Su forma de elaborar las canciones es única aunque tenga, por descontado, un montón de influencias. Pero el resultado, el sonido final, eso sí lo es. Los sets tuvieron la misma forma, que consistió en sendos medleys en los que arracimaron sus temas, separados en ocasiones por pasajes no muy largos y que parecían improvisados. Apenas tres o cuatro cortes totales en cada uno de los sets, aprovechados para tomar fuerzas o dirigirse al respetable.
Su rock explosivo e indómito encontró en ese planteamiento la vía idónea para discurrir con más pegada y veneno aún. Pero su música no es agradecida, la prueba es que llevan más de 30 años dándole y nunca han sido otra cosa que una banda underground, quizá en los últimos tiempos con algo más de tirada. Sus cambios y la bizarría de sus composiciones les impiden convertirse en una banda de rock adocenada, sea del estilo que sea. La otra noche, especialmente el primero de los sets, pues el segundo con los dos baterías estuvo más enfocado al vigor, parecía un electrodoméstico despanzurrado, con sus tripas de metal y plástico a la intemperie. Lo importante de Melvins, y que la otra noche pudimos apreciar de la mejor manera posible, es que hacen las cosas con sentido e inteligencia. Y eso, guste más o menos su música, hay que saberlo valorar siempre y en todas las circunstancias.
2 momentos, 2 temas, 2 versiones, 2 llegadas al corazón 2. El “Dies Iraea” de su Nude with Boots, que no es otra cosa que su adaptación muy particular del tema de los créditos iniciales de El resplandor de Kubrick; y “Mr D.N.A.” un speedico tema de los primeros tiempos de Devo.
Texto © 2009 Jack Torrance