Si, con un poco de imaginación, podíamos
asociar con platillos volantes esas estructuras circulares
que penden del techo de la Sala Multiusos, con algo menos
podíamos creernos que los cuatro seres que estaban
sobre el escenario habían llegado de otra galaxia.
Desde que atacó con “Stept To It” el
Overtone Quartet dio muestras de un gozoso poderío
que no decayó en ningún momento. En los últimos
años, en España hemos tenido la fortuna de
ver en directo a Dave Holland con diferentes formaciones
y su magia continúa manteniéndose inalterable,
siempre trae algo nuevo con lo que deleitarnos. Una de las
novedades de estas dos visitas (el cuarteto también
actuó en Granada), estuvo tras la batería.
El siempre creativo Eric Harland le imprimió a este
grupo, como era de esperar, una percusión más
aérea, su entendimiento con Holland fue absoluto
y, además, aportó su innegable capacidad como
compositor. Chris Potter, por su parte, parece no haber
encontrado su techo, Holland le brinda cada vez más
espacios y el saxofonista responde aprovechándolos
cada vez mejor. Sus solos fueron oportunos, inspirados y
de una fuerza contagiosa. Un expresivo Jason Moran se desentendió
del Fender Rhodes y se centró en el piano, respondiendo
con su talento habitual y demostrando que su estilo encaja
de un modo más natural con el resto de la formación
que el que enseñaba Gonzalo Rubalcaba en el ocasional
Monterey Quartet de 2007. Una de las bazas de los conjuntos
del contrabajista es el alto nivel de interacción
que se produce en el seno de sus grupos, y el Overtone Quartet
no es la excepción. Sus miembros conversaron a gusto
y democraticamente en temas que, quizá con la sola
excepción de “Gummy Moon” en el bis,
se extendieron entre los diez y los veinte minutos. He ahí
otro de los aspectos a resaltar del cuarteto: si bien está
muy influenciado por los anteriores grupos de Holland, aquí
el liderazgo es compartido, un hecho que, además,
quedó de manifiesto en un repertorio que incluyó
temas de los cuatro: “Step To It” de Holland,
“Minotaur” y “Sky” de Potter, “Patterns”
y “Maiden” (precedido de un solo aflamencado
del contrabajista) de Harland y “Gummy Moon”
de Moran.
Muchos de los que asistieron a este cierre maravilloso del
Festival de Jazz de Zaragoza, deben estar haciéndose
la misma pregunta: ¿para cuándo el disco?