Hansel Luis Diez: trompeta, fiscorno
Sergio Delgado: piano
Miguel Cabana: batería
Octavio Vargas: bajo
Comentario:
El trompetista Hansel Luis Díez se presentó
con su cuarteto en una sala abarrotada y llevada por la inercia
del sábado noche… con la sana intención
de plantarle fuego. Para tal empresa no se le ocurrió
otra idea que frotar la lámpara para que, ya en el
primer tema (una versión de "Night In Tunisia"
arreglada por Horacio el Negro) saliese a la superficie el
espíritu de Dizzy Gillespie. Los cambios de dinámica
y la poderosa rítmica generada sentaron los precedentes
de un incendio que ya no cesaría hasta el final. La
consigna en el soplo no era otra que la de tocar alto, alegre,
con frases muy largas y boperas, sin olvidar el elemento
latino como especia principal. Quizá las excepciones
fueron una versión de "Peace" (Horace Silver)
con una rítmica inusual en el fraseo y "Gentle
Piece" (Kenny Wheeler), donde el fiscorno y la atmósfera
imponían más oportunidades para el espacio.
En esta pieza, por cierto, se sumó al espectáculo
el trompetista Walter White, del que ya he hablado en esta
columna. La sección rítmica, que se conoce bien
por compartir otras aventuras musicales, brilló por
la capacidad de respuesta, de interacción. Bajo y piano
funcionaron casi como una unidad y comandaron la dirección
de la música. Sergio Delgado colorea la armonía
con muchos movimientos cromáticos, tanto en sus solos
como en las labores de acompañamiento, enriqueciendo
considerablemente la sonoridad de los temas y evitando la
obviedad con sorprendentes cambios de timón. Octavio
Vargas responde y adivina esas intenciones con mucho olfato
y oficio, además de mantener el pulso impecable que
marcaban las baquetas. Los bateristas siempre figuran en la
parte final de las críticas, pero Miguel Cabana fue,
como siempre es, uno de los mayores focos de atención.
Su interpretación fue contundente e incontestable.
Me quedo, no obstante, con su forma de acompañar a
White en su primer solo en "Gentle Piece": ahí
me tocó…