Resulta difícil saber si Terje Rypdal visitó alguna vez Madrid para ofrecernos su talento musical, pero lo cierto es que si alguna vez lo hizo, pocos o ningunos se enteraron, por lo que la actuación del pasado 10 de abril podemos considerarla como única.
La presentación venía anunciada por la formación de su último trabajo Crime Scene, del sello alemán ECM, al cual ha pertenecido casi desde el principio de su carrera hasta el punto de convertirse en uno de sus más vanagloriados representantes. Sin embargo, la ausencia del teclista del grupo noruego Supersilent, Ståle Storløkken, fue cubierta por el bajista Frank Hovland, y los teclados pasaron a manos del trompetista Palle Mikkelborg.
Lo que sí quedó claro desde los primeros compases del concierto es que Terje Rypdal es el guitarrista de siempre, ese al que los años no parecen haber afectado en exceso y que es capaz de ofrecer su mejor cara, su virtuosismo y esa acusada personalidad sonora difícil de imitar. Su música no ha perdido ni un ápice de la frescura fraguada y desarrollada en los años setenta del siglo pasado. Jazz-rock progresivo atmosférico y lisérgico de alargadas notas tan descriptivas que hace volar la imaginación a paisajes desolados e inhóspitos, desnudos y fríos que nos adentran en los profundos y bucólicos fiordos noruegos.
Su guitarreo penetra en el cerebro hasta los rincones más recónditos a la vez que Palle Mikkelborg nos eleva al espacio exterior con su trompeta libre y abierta. El sonido programado y ambiental de sus samplers contribuye a ello. Son Frank Hovland y Paolo Vinaccia quienes nos devuelven a la tierra olvidándose de la ingravidez con contundencia magmática. En ocasiones es el propio Palle Mikkelborg quien lleva la voz cantante y esconde su trompeta entre el bosque de platos y tambores de Paolo Vinaccia, sonido y pose incluidos a lo Miles Davis. Y en otras el reverberante sonido de su fiscorno busca con deleite y pasión el cielo abierto y los oscuros y enigmáticos teclados invitan a la soledad y la introspección con el solo acompañamiento de Terje Rypdal a la guitarra.
Terje Rypdal, Palle Mikkelborg y Paolo Vinaccia protagonizaron uno de los capítulos más bellos, poéticos y coloristas del concierto con una balada en la que el segundo combinó la sordina con la trompeta abierta, reverberante y espacial con el apoyo de la batería y la guitarra de los otros dos. Pero no todo fue así, también hubo momentos para los amantes del metal progresivo de excelente catadura y alto voltaje. Terje Rypdal, Frank Hovland y Paolo Vinaccia completaron el trío con la ausencia de Palle Mikkelborg recordando el sonido del disco The Singles Collection del año 1988.
Y para finalizar no quisiera dejar pasar por alto el solo de batería del italiano Paolo Vinaccia. Un músico versátil que no duda en emplear todo tipo de recursos valiéndose de baquetas duras, blandas, escobillas o incluso a mano desnuda, siendo contundente y delicado según la ocasión para la obtención de las mayores posibilidades cromáticas. E incluso se sirvió de sonidos pregrabados para acompañarse.
En definitiva muchos lustros han tenido que pasar para aprobar esta asignatura pendiente que era la ausencia en Madrid de uno de los buques insignia del sello de Manfred Eicher. ¡Por fin hoy se ha hecho realidad y no hemos desaprovechado la ocasión! En la retina quedaran las correrías de los dedos de Terje Rypdal sobre el mástil de su guitarra, su precisión de relojero suizo y su estilo inconfundible.
