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LOUIS SCLAVIS QUINTET
Eurojazz 2010

  • Fecha: 6 de abril de 2010.
  • Lugar: Auditorio del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid).
  • Componentes:
    Louis Sclavis: clarinetes y saxo soprano.
    Matthias Metzger: clarinete y saxo alto.
    Maxime Delpierre: guitarra.
    Olivier Lété: bajo eléctrico.
    François Merville: batería.
  • Comentario:


    En su última visita a Madrid, hace más de tres años (C. M. San Juan Evangelista, 3 de noviembre de 2006), Louis Sclavis ya contaba con la vitola  de ser todo un referente en el jazz europeo, un músico al que no hay que perderle nunca la pista, porque la capacidad de sorpresa está siempre presente en cada uno de los proyectos que acomete.

    El concierto se centró en varios momentos de su nuevo disco Lost On The Way, en el que Sclavis da su particular visión de los viajes de Ulises en la Odisea. Sentimientos y experiencias que fueron evocadas en los títulos de los nueve temas interpretados. Sus inquietudes se encuentran en la órbita de la libre improvisación, la música folk, el rock y la música contemporánea, y buena muestra de ello dio en este nuevo capitulo del “Eurojazz 2010”.

    Un quinteto en el que lo más importante, al final, es lo que cada músico es capaz de aportar en el conjunto. Como en sus anteriores trabajos, Sclavis siempre ha sabido seleccionar muy bien a sus músicos. En ese sentido, cada uno de los miembros de su grupo son grandes creadores. Son capaces de escapar de los encorsetamientos y de los esquemas conocidos del jazz, porque beben de muchos otros estilos. Su música es ecléctica, abierta a múltiples interpretaciones. Hace mucho tiempo que se viene hablando de las nuevas tendencias del jazz europeo y  Louis Sclavis es uno de sus más importantes puntales.

    La música improvisada y la escrita se dieron la mano para mayor lucimiento de los miembros del quinteto, y es que cada uno de los músicos supo aportar toda la capacidad que atesora en una música en la que hasta las imperfecciones pueden tener sentido, dentro de un devenir donde están en juego muchos sentimientos. Toda la sabiduría musical de Louis Sclavis quedó patente a lo largo del concierto, tanto con el clarinete bajo, del que es un auténtico especialista, como con el saxo soprano y el clarinete. Sus intercambios y acompañamientos con el clarinetista y saxo alto Matthias Metzger –así como con cada uno de los restantes miembros de la banda– se prodigaron a lo largo de la noche. Los continuos diálogos de los instrumentos de viento fueron brillantes. Cada tema empezaba de manera diferente y casi nunca se intuía su final. Es más, cuando parecía que acababa, el grupo lo retomaba para mayor disfrute del público. El desarrollo del concierto transcurrió por la senda que Louis Sclavis marcó en todo momento, siempre llevando la voz cantante, dirigiendo, pero sabiendo dejar a cada músico el protagonismo que le correspondía. En este aspecto, destacada fue la actuación del guitarrista Máxime Delpierre que nos deleitó con unos punteos de acompañamiento en algunas fases y en otras como solista, que otorgaban al conjunto un aire de rock progresivo, pero también supo mostrar su dominio con la guitarra en varias fases del concierto. Mattias Metzger, miembro de la Orquesta Nacional de Jazz de Francia, dio muestras de ser muy buen improvisador y fue un gran contrapunto para las notas graves del clarinete bajo de Sclavis. El batería François Merville evidenció un buen toque y precisión en todas las ocasiones. Olivier Lété cumplió a la perfección con su cometido y pudo brillar en muchas ocasiones con varios solos al bajo eléctrico. El concierto estuvo lleno de momentos emocionantes, en los que Sclavis supo elevar la tensión al máximo con composiciones complejas, entreveradas con ritmos de gran belleza. Unos contrastes que fueron construyendo el concierto a la manera de diversas capas superpuestas con diversos escalones cromáticos hasta conseguir una presentación de conjunto, donde la satisfacción del acontecimiento reconforta con la buena música y la cultura que en verdad enriquece y queda presente para ser recordada. Esto es lo que sucedió con el concierto de Louis Sclavis. En los largos intervalos en que tardamos en verle en directo siempre merece la pena la espera. Podemos volver a saborear su música como si fuera la primera vez. En un concierto de Louis Sclavis no hay decepción ni indiferencia  posibles.

    Texto © 2010 Carlos Lara
    Fotos © 2010 Sergio Cabanillas