Casi recién
aterrizados desde su ciudad de origen, Nueva York, el cuarteto
de Ignacio Berroa se plantó en Móstoles para
ofrecer un concierto pleno de energía y sin apenas
muestras de cansancio. Un recital lleno de matices e ideas
que fueron fluyendo por parte de los cuatro miembros del cuarteto,
con una sección rítmica brillante capitaneada
por Ignacio Berroa, alma del grupo, y un David Sánchez
por momentos pletórico. Ya desde el primer tema, “Matrix”,
composición de Chick Corea, se adivinó que no
estamos ante un grupo de jazz latino al uso. El combo se sustenta
con una base rítmica muy sólida y juega con
los equilibrios de los tres puntales: saxo, piano y batería.
Muchos espacios para la improvisación, solos de batería,
de piano y de saxo, se fueron yuxtaponiendo en un concierto
rítmico donde los haya. Lo inesperado de la noche vino
de la mano del pianista Luis Perdomo, al que ya habíamos
podido ver con el grupo de Miguel Zenón, y que estuvo
ingenioso y soltando ideas a borbotones. Como contrapunto,
el saxofonista David Sánchez hizo honor a la fama de
la que venía precedido.
El concierto se nutrió de algunos temas que ya se incluyeron
en el álbum de Ignacio Berroa,
Codes, que
salió en 1995, como el tema que abrió la actuación
y el segundo de la noche, “La Comparsa”, una media
balada rápida, animada por los fraseos de Sánchez
y la batería de Berroa. El tema va cogiendo fuerza,
sin hacer uso en plenitud de los elementos del jazz latino.
El piano de Luis Perdomo se constituyó a lo largo de
la noche en un factor decisivo, con el apoyo de Berroa, todo
un baluarte a la batería otorgando solidez a cada uno
de los temas.
También hubo espacio para las baladas, de las que David
Sánchez es una auténtica figura, como demostró
en la pieza “Eu sei que vou te amar” de Antonio
Carlos Jobim. Con un fraseo claro, el trío de rítmica
funcionó a las mil maravillas, con un engranaje casi
perfecto. El grupo se inclina por un jazz más propio
de los rincones latinos de Harlem que del Caribe.
Otro de los pasajes más emocionantes fue el homenaje
rendido al gran Dizzy Gillespie, con el que Ignacio Berroa
colaboró durante muchos años (fue su batería
en sus bandas latinas). Para ello, nada mejor que recurrir
al clásico “Woody’n You”, con un
certero comienzo de batería muy rítmico, apoyado
por la fuerza del piano de Luis Perdomo y los acordes de Sánchez.
A parir de ahí el tema se adentra por diferentes meandros
y giros armónicos, logrando un resultado muy emocionante
y, por momentos, realmente bello. Un antológico solo
de batería a cargo de Ignacio Berroa sirvió
para demostrar al público presente que no le conociera
las señas de identidad y sabiduría de este músico
cubano.
La culminación llegó de la mano de otra balada,
la conocida “Aquellas pequeñas cosas”,
composición de Joan Manuel Serrat, con una nueva demostración
del pianista Luis Perdomo que, con permiso del resto de la
banda, fue para quien suscribe la gran sorpresa de la noche.