JAN GARBAREK GROUP XVI Ciclo de Jazz Fundación Barrié
Fecha: 2 de abril de 2011.
Lugar: Palacio de la Ópera (A Coruña).
Componentes:
Jan Garbarek: saxos
Rainer Brüninghaus: piano, teclados
Yuri Daniel: bajo
Trilok Gurtu: batería, percusión
Comentario:
El problema no es el jazz que viene del frío, ni si es jazz o no. El problema –si acaso no es el que esto escribe, que también podría ser– es que las canas no sientan bien a todos los vinos, quizá porque, lejos de las cubas en las que expusieron todo su arsenal, no encuentran ahora un feliz acomodo. Constatar esa grave pérdida es todavía más doloroso para quien ha escuchado muchas veces aquel excelso My Song y algunas otras joyas de la época en la que era un lujo tener a Garbarek en una grabación. El noruego parece haberse contentado con el hallazgo de una música con bandera de conveniencia con la que está eximido de rendir cuentas ante nadie (jazz, new age, world music…). El escollo aparece irremediablemente en cuanto van pasando los minutos y ninguna composición logra salvarse de una palmaria ausencia de creatividad, de frescura, de sorpresas… Para colmo, algunas melodías rayan la sensiblería y adolecen de falta de carácter, de personalidad y de gusto (¿y aquel gusto exquisito con el que el saxofonista parecía escoger cada una de las notas que soplaba antaño?). Para redondear la faena, ya casi en las postrimerías de un prolijo concierto de dos horas de duración –generosidad que se agradece pero que no redunda en la calidad del espectáculo–, el grupo se enfrasca en una interpretación inexplicable de un tema que, o es una versión de aquel horrible “Ghostbusters” con el que la radio nos taladró los oídos a mediados de los ochenta o, en caso contrario, es una vacua composición de la que cualquier músico debería avergonzarse y, habida cuenta del parecido con la lamentable banda sonora mencionada, muy poco original. Y es que esos guiños festivos –quizá esgrimidos para sacudirse el sambenito de músico nórdico, triste y frío– tampoco le sientan bien a Garbarek. Las intervenciones en solitario de Gurtu y de Brüninghaus fueron lo mejor de una velada abanderada por un líder que necesita que alguien le rescate… de sí mismo.