Un año más las vetustas murallas de Peñíscola abrazan el jazz en una nueva edición del exitoso ciclo de calle de la localidad castellonense, y de nuevo la Plaza de Santa María se llena al completo de asistentes, tanto las sillas emplazadas por la organización del evento como las ubicadas en las terrazas de este entorno mágico, un valioso punto de encuentro tanto con melómanos empedernidos como con aficionados que disfrutan su primer contacto con el jazz a orillas del Mediterráneo.
Y es que los responsables del certamen tienen muy clara su faceta de difusión del género, lo que se percibe claramente en estas actuaciones al aire libre con programas que raramente defraudan. En este caso el invitado de honor era un músico de amplio bagaje, el trompetista y vocalista norteamericano Ronald Baker.
El protagonista se presentó arropado por una sección rítmica más que solvente que le permitió moverse con desenvoltura por un repertorio basado en standards. Abrieron el concierto con “Have You Met Miss Jones?”, y tanto la simpatía y desparpajo del norteamericano como la complicidad de sus acompañantes no tardaron en meterse al respetable en el bolsillo en un viaje por los caminos del swing, con temas como “Moody's Mood”, “All Of Me”, “Without A Song” o el “One Note Samba” de Jobim, descubriendo en Ronald Baker a un espléndido trompetista, ajeno a las estridencias y sobrado de facultades y clase, capaz por igual de saltar sin red en solos vertiginosos y de derrochar sensibilidad en un “Misty” para poner los pelos de punta. Pero ahí no paró la cosa, pues el de Baltimore se reveló como un vocalista muy sólido, de refinada técnica y vibrato agradable, que reclutó sin esfuerzo alguno al público para “Take The A Train” y se cantó el solo de Parker en “Billie's Bounce” demostrando en su intervención que también sabe moverse sin problemas en el scat.
Mención aparte merece el excelente trabajo del trío de músicos catalanes que llevó en volandas a su jefe de filas toda la noche. Venían comandados por el piano de Gerard Nieto, director de la Big Band de Jazz del Maresme, quien llevó con soltura el timón, lanzando guiños y citas a sus compañeros y levantando al público con solos trepidantes. Completaban la base rítmica el contrabajista Manel Álvarez, quien protagonizó un “duelo de contrabajos” contra el scat de Baker, y el joven baterista Joan Terol, que despachó, entre otros, un solo de escobillas de excelente factura. Entre los tres empujaron y elevaron al norteamericano, poniendo la guinda a una noche más que agradable de jazz junto al mar en la que la entrega y el ánimo festivo de los músicos fueron recompensados con largueza con los aplausos de los asistentes, que reclamaron con insistencia un bis de rigor que los protagonistas no pudieron negarles.
