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SERGIO MONROY / LEE RITENOUR BAND
XIV Festival Internacional de Jazz San Javier

  • Fecha: 1 de julio de 2011.
  • Lugar: Auditorio Parque Almansa, San Javier (Murcia).
  • Componentes:
    Sergio Monroy
    Sergio Monroy: piano.
    Oscar Lago: guitarra.
    Alejandro Benítez: bajo.
    Juan Sainz: batería.
    Israel Katumba: percusión.
    Reyes Martín Figuereo: voz.

    Lee Ritenour Band
    Lee Ritenour: guitarras.
    Dave Grusin: piano y teclados.
    Melvin Davis: bajo.
    Sonny Emory: batería.

  • Comentario:

    Tras la inesperada (y silenciada) suspensión, a principios de mayo, del XXXI Festival Internacional de Jazz de Murcia, los aficionados al jazz de la región aguardábamos con redoblada impaciencia la llegada del XIV Festival Internacional Jazz San Javier. Las leyes de Murphy me impidieron asistir el 25 de junio a la sesión inaugural de esta importante cita jazzística veraniega. Me habría gustado oír en vivo (hace dos años también estuvo y tampoco pude presenciarlo) al trío del joven guitarrista mallorquín Biel Ballester, que este año venía acompañado nada menos que por el violinista Costel Nitescu.

    El Festival Jazz San Javier se ha caracterizado desde sus inicios por su calidad, su prodigalidad y su eclecticismo, y aunque nunca han faltado voces pretendidamente puristas que cuestionen a algún que otro músico o grupo incluido en su programación, lo cierto es que las solas cifras cantan y, año tras año, hemos podido disfrutar del mejor jazz del momento interpretado tanto por jóvenes valores como por figuras nacionales e internacionales de primerísima fila.

    Prueba de ello fue la segunda doble sesión del pasado viernes, 1 de julio, a cargo del pianista y compositor gaditano Sergio Monroy y del legendario guitarrista californiano Lee Ritenour. Dos actuaciones en las que hubo algo más que jazz pero en las que, sin ningún género de dudas, hubo también jazz a raudales.

         

    Sergio Monroy, que cuenta en su haber con dos álbumes como líder, llegó a congregar sobre el escenario hasta a cinco músicos a su servicio, pero comenzó el concierto en solitario y rodeado del silencio más absoluto con un tema de su cosecha profundamente intimista y oportunamente titulado "Cavando en mis adentros", perteneciente a su primer disco, Monroy , por el que fue finalista en los Premios Nacionales de la Crítica Flamenca en 2004. Acto seguido, ya con el grueso de los músicos a su vera, interpretó el tema que abre su segundo disco, Chicuco , titulado "Ni pa ti ni pa mí", una pieza cantada y palmeada que bebe de las fuentes tradicionales del flamenco pero con intervalos pianísticos de gran riqueza armónica. A continuación presentó a su grupo y agradeció a la dirección del festival su inclusión en esta edición: "Un sueño hecho realidad", dijo con mucha gracia y franqueza, "porque, aunque no sea el caso, yo incluso habría pagado por tocar aquí".

    A lo largo de todo el concierto Sergio Monroy dio sobradas muestras de ser un pianista virtuoso y un creador inspirado, con una personalidad propia, por mucho que mediáticamente se le compare con su célebre paisano, el gran Chano Domínguez, pionero del flamenco-jazz en nuestro país. Su técnica es limpia y depurada, y sus amplios conocimientos flamencos y jazzísticos le permiten fusionar ambos géneros con una fluidez y una naturalidad verdaderamente sobresalientes. En un concierto perfectamente medido y equilibrado, Monroy interpretó hasta siete más de las piezas que configuran sus dos álbumes ("Mozamo", "El aire de la plaza", "Celos de mi soledad", "Cuando diga jazz", "De garabato", "A-4" y "Puro el aire"). Personalmente me habría gustado escuchar también uno de los temas más jazzísticos de su segundo álbum, "Parte de mí", pero tal vez la formación con la que acudió a Jazz San Javier no era la más idónea para ello. En cualquier caso, es indiscutible que Sergio Monroy y sus músicos estuvieron en todo momento a la altura de las circunstancias, supieron transmitir su duende y sus emociones y dejaron muy buen sabor de boca en el heterogéneo público sanjaviereño.

    La segunda sesión de la noche, protagonizada por el inconmensurable y fecundo guitarrista Lee Ritenour, fue sencillamente magistral. Un disfrute de principio a fin. Qué control, qué maneras, qué derroche de buen gusto y sensualidad... Pura energía pilotada como una nave espacial. ¡Y menuda tripulación! Ritenour, que ya había pisado el escenario de Jazz San Javier en su octava edición, vino acompañado por tres músicos de otra galaxia para regalarnos un concierto de los que hacen historia.

    Ya desde los primeros compases de "Etude", un tema de su álbum Color Rit (1989), Lee Ritenour dio sobradas muestras de por qué le apodan “Captain Fingers”. Y es que Ritenour, un músico con cuarenta álbumes como líder y más de 3 000 sesiones de grabación a sus espaldas, hizo un breve pero concienzudo repaso a su carrera, rindiendo, de paso, sendos homenajes a músicos como Wes Montgomery (con "Wes Bound", de su álbum From Wes Bound , editado en 1993); Oliver Nelson (majestuosa la versión de "Stolen Moments", con impagable e implacable introducción de Melvin Davis al bajo y a la voz); y, sobre todo, a Antonio Carlos Jobim, de quien en primer lugar interpretaron, para asombro del personal, "Stone Flower" (incluido en 1972 por Carlos Santana en el que para mí es el mejor álbum de su carrera, Caravanserai ) y "Children's Games", tema estandarte que en 1987 integrara el propio Ritenour en su fabuloso álbum Portrait . Tampoco faltaron algunas de sus más recientes composiciones, como "Lay It Down", perteneciente a su último trabajo 6 String Theory (2010), grabado al alimón con John Scofield.

    Pero eso no fue todo. El pianista Dave Grusin, otra leyenda viva del jazz-fusion , con quien Ritenour ha compartido álbumes imperecederos ( Harlequin , Amparo , Two Worlds ...) gozó también de un amplio espacio propio y a mitad de la actuación, sin duda influenciado por el gran concierto previo del pianista Sergio Monroy, se quedó solo sobre el escenario para rendirle un emotivo y delicado homenaje a la música clásica española de raíces flamencas, interpretando con gran virtuosismo una compleja y sentida suite del pianista y compositor catalán Enrique Granados. Y poco después el grupo ejecutó también una de sus composiciones más reconocidas, la cadenciosa "Mountain Dance", que dio título a uno de sus álbumes como líder en 1980.

    Podríamos seguir hablando durante días sobre estos grandes titanes de la música, pero de momento lo vamos a dejar aquí. Tan solo destacar la gran labor de Melvin Davis y Sonny Emory con las bases y, cómo no, agradecer un año más la excelencia del sonido, de la organización y del público que fielmente acude y se deleita, verano tras verano, con este prestigioso e imprescindible festival.

    Texto © 2011 Sebastián Mondéjar
    Fotografías © 2011 Rafa Márquez