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NIELS LAN DOKY TRIO
XIV Festival Internacional de Jazz San Javier

  • Fecha: 16 de julio de 2011.
  • Lugar: Auditorio Parque Almansa, San Javier (Murcia).
  • Componentes:

    Niels Lan Doky: piano.
    Jonathan Bremer: contrabajo.
    Niclas Bardeleben: batería.
  • Comentario:

    El jazz es una isla rodeada de silencio. Los músicos son pacientes (o complacientes) náufragos y nosotros las olas de un mar hacia el que ellos lanzan botellas con sus partituras dentro. La vida es un misterio; el jazz, también. Mientras escucho jazz, la vida pasa; mientras la vida pasa, escucho jazz. Detrás del escenario hay un jardín donde los niños juegan; una chica pasea muy despacio hablando por el móvil; dos policías locales charlan amigablemente con un joven matrimonio. No lo puedo creer: estoy aquí. Una noche más. Observo al público: qué gran jam de silencios, de oídos afanosos, solícitos ante el prodigio. De repente tengo esta sensación: escuchar un buen concierto de jazz en directo, en un auditorio abarrotado de aficionados atentos, fervientes, respetuosos, solo tiene parangón con el íntimo placer de leer un buen libro en la soledad de una silenciosa habitación. Dicho de otro modo: siento que el concierto que estamos escuchando es como un hermoso libro que cada cual lee desde su soledad. Pero todos juntos, todos a la vez. Y siento también (no sé por qué; me estoy dejando llevar) que un buen concierto es como una gran palmatoria en la que todos y cada uno de nosotros, músicos y aficionados, ponemos una lucecita. Sin querer, pienso en voz alta: ”¡Qué pedazo de trío!”; y mi compañero de grada asiente: “¡Un trío como Dios manda!”.

    Todo lo que habéis leído hasta aquí son notas tomadas a pie de obra. Sí señor, el Niels Lan Doky Trio ofreció en Jazz San Javier uno de los conciertos de mayor altura de esta XIV edición, que supuso un auténtico disfrute para la concurrencia. Literalmente un conciertazo, durante el cual no pude evitar mirar en varias ocasiones a las gradas. Cuerpos y almas conmovidos. Qué sería del jazz sin ellos. En un concierto en directo, el aficionado sabe que se halla ante una ocasión única, irrepetible, y pone todos sus sentidos al servicio de ese encuentro inédito. Sus oídos quieren siempre ir más allá. Y doy fe de que, ante el buen hacer de un grupo tan portentoso como el Niels Lan Doky Trio, los rostros de los aficionados reflejaban toda esa expectación ya satisfecha, la celebración de su deleite.

    Niclas Bardeleben: 18 años (¿o 18 siglos?); Jonathan Bremer: 21 años (luz); Niels Lan Doky: 47 años y toda la historia del piano en su cabeza. Un trío en toda regla; la proporción áurea del jazz. Salieron al escenario impecablemente trajeados y se apiñaron en triángulo en apenas dos metros cuadrados, Lan Doky de perfil al público, dándole la espalda a Bardeleben, y Bremer en pie, puente entre ambos y a la izquierda de cada uno de ellos. Una posición muy similar a la que días atrás adoptara el Monty Alexander Trío. De este modo, el pianista entrevé por el rabillo del ojo la figura del contrabajista, pero a no ser que gire su cabeza 180 grados no puede ver al baterista. A Bremer y Bardeleben se les notaba serios, muy concentrados; a simple vista parecían –sobre todo el primero– dos muchachos de instituto un tanto herméticos. Pero desde los primeros trazos de “Home Sweet Home” comprendimos que su formalidad era antes bien disciplinada contención y seguridad en sí mismos. Qué empaque, qué esmero, qué escrupulosidad en las formas. Lan Doky se mostró desde el primer momento muy cercano y comunicativo; llegó con ganas de tocar, pero también de hablar, y presentó e introdujo minuciosamente cada una de las piezas que interpretaron, casi todas ellas pertenecientes a su flamante último álbum, Human Behaviour, grabado en la Real Academia de la Música de Copenhague en abril de este mismo año. Tras su apariencia pulcra y felina, descubrimos a un músico afable, sencillo, culto, lúcido, conversador y tremendamente minucioso. Tal vez esa vena didáctica y narrativa le viene de su otra profesión, la de cineasta. Lan Doky es autor de dos documentales sobre jazz: Between A Smile And A Tear y Dreaming With Open Eyes, en los que ha contado con la colaboración de músicos de la talla de Toots Thielemans, Johnny Griffin, Randy Brecker o Lisa Nilsson.

    Me permito hacer aquí una acotación. Jazz San Javier ha venido haciéndose eco desde sus inicios del generalizadamente denominado jazz europeo. Lo cierto es que el jazz no tiene fronteras. Conozco a muchos músicos españoles (andaluces, murcianos, vascos, gallegos, valencianos, catalanes o madrileños) que viven en Nueva York, Ámsterdam, Berlín, Madrid o Barcelona y tocan en diferentes formaciones junto a músicos estadounidenses, japoneses, alemanes, cubanos o brasileños. Pero tras asistir a un concierto de semejante envergadura estoy más persuadido que nunca de que la vieja Europa –incluida España, por supuesto–, que es y ha sido siempre proverbial encrucijada de culturas, está dando en un altísimo porcentaje lo mejor del jazz del siglo XXI.

    Bien… sigamos. Además del tema ya mencionado, el Niels Lan Doky Trio interpretó los diez restantes que conforman Human Behaviour: “Poem For A Dolphin”, cuyo título habla por sí solo; “Contemplation From A Mountain Top”, inspirado en el paisaje canadiense, un tema netamente jazzístico en su sentido más clásico, en el que Bardeleben ejecutó un solo de batería con las manos que dejó boquiabierto al personal; el hondo, grave y envolvente “Human Behaviour”, una composición de la popular cantante danesa Björk, que titula inmejorablemente al álbum y fue uno de los que más me gustó, con una introducción y una progresión intachables, repentinos bríos de funk y jazz latino y un increíble solo de Bremer que casi podríamos calificar de filosófico; “The Miracle Of You”, una preciosa balada de inefables armonías que podría haber firmado el mismísimo Bill Evans; después, como tributo a George Gershwin, una excelsa y original versión de “Summertime” interpretada melódicamente por Bremer y armonizada por Lan Doky con delicadas escalas descendentes; a continuación empalmaron “Yellow”, una versión de una romántica canción pop del grupo Coldplay, y “Love Ocean”, una suite de evidentes vetas clásicas, que sirvieron de nexo a una de las piezas más solemnes de la noche, “Jesu Joy of Man’s Desiring”, recreación en clave jazzística de una conocida cantata de Bach que me hizo rememorar al legendario Jacques Loussier Trio. Finalmente se despidieron con “Rough Edges”, un tema que alterna el funk y el swing y en el que Bremer se lució de nuevo con un solo minuciosamente construido. Pero la propina se palpaba ya en el aire y el trío no se hizo de rogar. Regresaron tan sosegados y satisfechos como se despidieron, y Niels Lan Doky, tenaz comunicador, se dirigió de nuevo a la sobrecogida audiencia como si el concierto no hubiese hecho más que comenzar. Narró familiarmente, sin prisas, cómo de pequeño había mamado la música clásica a través de la guitarra española de su padre, y acometió una sucesión de piezas encadenadas fluidamente: “Where The Ocean Meets The Shore” (el tema que cierra Human Behaviour) y tres piezas pertenecientes a su penúltimo álbum, Return To Denmark (2010), “Piano Interlude”, “The Woman From London” y “Alhambra”, una impecable traslación al piano del célebre “Recuerdos de la Alhambra” de Francisco Tárrega.

    La ovación, claro, fue monumental; y no por educación o generosidad, que también las hay a toneladas, sino por verdadera justicia. Y es que, lo sé de buena tinta –y con esto regreso a donde comencé– la inmensa mayoría de los aficionados que se dan cita en Jazz San Javier son exigentes, sí, pero también ecuánimes, y saben reconocer y corresponder a los buenos músicos que no se conforman con cumplir, sino que se entregan en cuerpo y alma para dar todo lo que llevan dentro.

    Lo dicho: un gozo para los sentidos.

    Texto © 2011 Sebastián Mondéjar
    Fotos © 2011 Rafa Márquez