Excelente concierto el del pianista gaditano Chano Domínguez en el recientemente inaugurado Auditorio Municipal de Aljezares Miguel Ángel Clares, en una de las dos actuaciones programadas en su visita a Murcia. El músico y compositor es un gran conocido por los aficionados al jazz en nuestro país y fuera de este, por su protagonismo en el jazz fusión y sobre todo por haber sabido combinar la arraigada tradición del flamenco con el jazz. Casi una veintena de discos como líder y otros tantos como colaborador avalan la carrera musical de este gran pianista, por lo que sólo reseño aquí sus trabajos más recientes: Quartier Latin (Elukeya Records, 2009), con Paquito de Rivera, editado en DVD y después en CD, y Piano ibérico (Blue Note, 2010), último trabajo en el que introduce algunas piezas de grandes pianistas y compositores españoles ligados al flamenco como Isaac Albéniz, Manuel De Falla, Enrique Granados y Federico Mompou, tratados bajo el prisma musical del maestro de Cádiz.
La única presencia en el escenario era del gran piano de cola Steinway & Sons, que parecía esperar en silencio majestuoso la salida del músico a escena, deseoso de que le acariciaran sus teclas e hicieran sonar su enorme arpa. El pianista comenzó la audición con un tema de cosecha propia dedicado a su hijo, “Marcel”, un alegre blues de dieciséis compases, que marcó la línea jazzistica prolongada durante casi todo el concierto. Tras unas breves palabras de presentación hacia el aforo del auditorio y el anuncio de sus dos próximas piezas, sonaron las primeras notas del standard “I Mean You”, de Thelonious Monk, tema en el que introdujo complejos y vertiginosos fraseos. En otro standard , la balada “Skylark”, de Johnny Mercer, tuvo lugar una de las ejecuciones pianísticas más emotivas de la noche, en la que creó espacios sonoros con silencios y dejó sonar las notas hasta el final de su reverberación o acústica. Chano, como a él le gusta que le llamen sus amigos, es un músico versátil y ecléctico, sutil y visceral, que conoce muy bien el lenguaje de la improvisación propia del jazz y las formas musicales del flamenco como demostró en las siguientes piezas de su repertorio. “La danza del amor brujo”, de Falla, fue otra de las piezas más intensas del programa, desarrollada con un continuo pedal en la improvisación y claras influencias rítmicas cubanas. La sesión continuó con una composición romántica de Albéniz, un verdadero disfrute sonoro, dada la buena acústica de la sala. Un giro de tuerca y el repertorio volvió sobre sus pasos más jazzisticos con dos standards , uno de Bill Evans y otro de Michel Petrucciani respectivamente. Rebasado el ecuador del concierto, el pianista anunció y dedicó una composición suya a todas las mujeres presentes en la sala: “Con alma de mujer”, una deliciosa partitura arropada por ritmos maniseros . Los aplausos del público lograron un bis final en el que el artista desbordo técnica y buen hacer a raudales, demostrando una vez más el buen momento musical en el que se encuentra. Suerte y larga vida al maestro.