Comentario:
El mundo de la música, y en concreto del jazz, ofrece una lista interminable de grandes artistas a veces conocidos y otras no tanto, por parte de los aficionados a ese género. La pianista Roberta Piket (Brooklyn, Nueva York) podría ser una de esas figuras quizá no tan conocidas, pero si presentes y muy activas en el panorama del mejor jazz que podemos escuchar hoy día, a pesar de su extraordinaria carrera musical y del reconocimiento en su país de origen, avalado por varios premios, proyectos pedagógicos, incontables colaboraciones con grandes músicos de la escena jazzística mundial y ocho trabajos discográficos como líder de excelente calidad. Sus dos últimos discos son una muestra tangible de virtuosismo y maestría musical: Love and Beauty (Thirteenth Note Records, 2007) y Sides, Colors (Thirteenth Note Records, 2011) ambos con el prestigioso y consagrado baterista Billy Mintz.
Para completar el trío la pianista llegó acompañada de otras dos figuras imprescindibles en el mapa de la música de jazz que actualmente se hace en nuestro país: el contrabajista japonés Masa Kamaguchi y el baterista español David Xirgu. Un trío de lujo que dejó claras sus intenciones desde el principio del concierto. La sesión, dividida en dos pases, comenzaba con un primer tema de Irving Berlin titulado “Just In Time”, que iniciaron con una introducción de la pianista en solitario para continuar a ritmo de swing con el resto de los componentes. La agilidad y la técnica depurada comenzaban a descubrir una parte de las buenas dotes que posee esta artista, concentrada en el contexto musical convenido con sus dos acompañantes, que también tuvieron aquí sus primeros espacios para la improvisación, realizada esta sobre una serie de ocho compases alternados entre piano, contrabajo y batería. Una segunda composición, “Litha” de Chick Corea, evidenció las influencias del maestro en la trayectoria musical de la pianista. La pieza, iniciada a swing medio en la exposición, se convertía en un ritmo a tempo alto en las improvisaciones, en el que la pianista se movía como pez en el agua, de forma delicada, sutil, elocuente, enérgica... creando a veces momentos de gran tensión y fuerte dinamismo. Dos largos solos de piano y contrabajo arropados por la elegante destreza del baterista resolvieron el desarrollo del tema en cuestión, dejando algo absorta a la respetable audiencia. Otro pequeño homenaje al saxofonista y compositor Sam Rivers llegó con la balada llamada “Beatrice”, iniciada con una exposición de piano en solitario a la que fue sumándose la sección rítmica. Esta vez fue Kamaguchi, el encargado de iniciar la ronda de improvisaciones. La rica intuición de este genial contrabajista no tiene límites, es un todo terreno pragmático, incisivo y poético. Todo esto unido a ese sonido tan cálido y personal le hizo destacar, en equilibrada medida, entre sus compañeros de grupo. Acabada la pieza, la anfitriona presentó a sus colaboradores y anunció el siguiente y último tema de este primer pase, “Estate” de Bruno Martino, a tempo medio latin , bien marcado por la batería de Xirgu que desarrolló una larga improvisación, a modo de descarga fuerte y concluyente.
El segundo pase comenzó con “You And Te Night And Music” (Howard Dietz/Arthur Schwartz) un standard a tiempo rápido, en el que la pianista lució su flexible mano izquierda, creando tensiones e inversiones armónicas de gran calidad, seguida muy de cerca por la sección rítmica, muy atenta a los desarrollos de su líder. También destacaron aquí los solos de contrabajo y batería. La actuación continuó con una preciosa balada, “Tones For Joan's Bones” de Chick Corea y “I See Your Face Before Me”, una pieza a swing , en la que Piket seguía demostrando su excelente timing al piano, elemento indispensable de todo buen ejecutante instrumental que se precie. La única composición que tocaron de su último álbum Sides, Colors , fue el tema llamado “Shmear”de Billy Mintz, una pieza en una línea diferente dentro del repertorio, moderna y abstracta. En esta velada pianística no podía faltar alguna referencia a otra gran figura del piano, Thelonious Monk, al que también hicieron homenaje con el tema “Monk's Dream”, a petición del público, pieza con la que dieron por acabada la mágica actuación. En resumen, un concierto espléndido en cuanto a la calidad artística y sonora, resuelto con un repertorio de standards realizados bajo el prisma musical de esta versátil pianista, para el agrado de los que pudimos asistir.