Jazzazza es un club de jazz por el que han frecuentado músicos y grupos musicales de diferentes estilos desde el principio de su existencia como espacio de directos, y es lógico pensar, vista la trayectoria y el contenido de su buena programación en estos últimos años, que cualquier noche deleitara a su público con un proyecto musical tan atractivo y experimental como el que pudimos presenciar el pasado 1 de junio en este local, lugar de referencia en las rutas del jazz del sur de nuestro país. Me refiero al proyecto Loop The Curl, una apuesta musical basada en la introducción de elementos electrónicos en todas las composiciones, tratadas siempre desde la perspectiva musical del jazz y la improvisación. Tal cómo suena puede parecer que en principio no es nada novedoso ya se ha hecho jazz en ese sentido en los 70 y 80 (Herbie Hancock, Michael Brecker, Weather Report) cuando los músicos comenzaron a fusionar la electrónica con lo analógico, pero es precisamente el “cómo suena”, y no definirles en uno u otro estilo, o si es o no una música de vanguardia y contemporánea, que lo es, lo novedoso y más reseñable de esta apuesta. La idea partió hace tan sólo unos meses del encuentro entre dos de los componentes, el baterista gallego Carlos López y el trompetista valenciano Voro García, dos jóvenes promesas de la música de jazz en España, a los que se unió posteriormente el excelente pianista Albert Sanz, para conformar el actual trío, dejando el grupo abierto a otras colaboraciones, algo que enriquece aún más el trabajo y el resultado musical en sus conciertos. Si quisiéramos encontrar algún paralelismo o influencia en este proyecto, habría que tener en cuenta el segundo trabajo discográfico de Carlos López, The Last Minute Experience (K Industria, 2009) un claro acercamiento a la música que ahora nos expone en esta nueva andadura.
La actuación comenzó con dos composiciones de Albert Sanz a las que titularon “Tatuara”, alusión a las primeras notas de la melodía y “Duba”, aunque en este caso parece ser lo de menos, como si algún titulo debieran llevar... Iniciaron el primer tema a golpe de batería con una pequeña introducción de Carlos López que dio paso a la exposición y al primer solo del trompetista Voro García, para lo cual utilizó los efectos del pedal que llevaba consigo. Sanz efectuó aquí también una corta intervención con los teclados, aunque su papel aquí fue más de acompañamiento, llenando todos los espacios sonoros que dejaban sus compañeros. Tras presentar al grupo y decir unas palabras sobre el proyecto, iniciaron el segundo tema, en el que la voz y el teclado de Sanz fueron los protagonistas principales. Para continuar eligieron dos temas que tocaron de forma enlazada. Una composición del saxofonista Perico Sambeat, medio ambiental, abstracta, con intenciones propias del estilo free jazz , y otro tema, con anécdota incluida, de Carlos López llamado “Los inspectores”, basado en un ritmo funk , bien marcado por enérgicos y precisos toques de la batería y los bajos del teclado. La intensidad llegó con el solo de trompeta de Voro García, adornado con el efecto wah de sus pedales. El primer set del concierto terminó con otra composición de Perico Sambeat, una primicia sin nombre con estructura de blues , de nuevo a ritmo funk . El trompetista volvió a lucir con su extraordinaria técnica y sonido, arropado por los acordes y sonidos del teclado y la tangible métrica del baterista.
El segundo pase empezó con una medio balada de tipo drum and bass , de Albert Sanz, y una composición llamada “El asesinato de la calle 28”, de Carlos López, uno de los temas más contundentes del concierto, sobre todo por las intensidades sonoras que forjaron durante el desarrollo del mismo. Acto seguido el grupo inició la fase final del concierto con tres piezas enlazadas en las que dieron muestra de sus grandes habilidades, dejando claro el concepto que les une en este trabajo. En resumen, un concierto ecléctico, profundo y bien arraigado, en el que hubo un poco de todo, momentos emocionales de éxtasis, presencia de pasajes oníricos de gran calidad, y, sobre todo, un sonido de grupo compacto y claramente definido.