Cada vez son más las músicas que se mezclan con el jazz y utilizan el lenguaje de ese género para interpretar y crear con ello nuevas formas y estructuras musicales en las que introducen conceptos propios y únicos como la improvisación. Éste bien podría ser el caso del proyecto que presentó el pianista inglés Frank Harrison y la cantante escocesa Alyth McCormack recogido en la grabación del álbum llamado Open Secrets (2011) una recopilación de letras y poesías cantadas de varios autores y poetas como Richard Douglas Pennat: un homenaje a esas idílicas tierras de Irlanda y Escocia, en el que basaron gran parte del repertorio. Harrison es un conocido pianista de jazz con más de una docena de discos en su haber, unos como líder y otros como partícipe, entre ellos: Nostálgico (Enja, 2003), Exile (Enja, 2004) y Refuge (Enja, 2005) en los que grabó como pianista del grupo formado por el saxofonista Gilad Atzmon, y First Light (Basho Records, 2006) o Sideways (Linus Records, 2012) ambos ya como líder.
Aún no había entrado la noche cuando comenzó la actuación del trío liderado por Frank Harrison con una composición de su propia cosecha llamada “0ne”, tras la cual presentó a su invitada, la cantante de folk Alyth McCormack. La primera pieza cantada por McCormack fue “A Fhleasgaich Oig”, inspirada en el folclore tradicional escocés, y “The Mulaidh” en las que Harrison introdujo sus primeras improvisaciones de piano, integrado en las sencillas bases armónicas que estructuran estas piezas populares. La voz de la cantante sonó dulce y angelical sobre todo en el tercer tema “Mo Mhallachd Aig Na Chaoir Ich Mhor”, acompañada por los elegantes arreglos del pianista y las sutiles bases rítmicas del contrabajista y baterista. El himno a las tierras irlandesas “She Moves Through The Fair”, realizado sólo con la voz y el piano resultó ser una pieza irreconocible en manos del pianista. Alejado de la línea melódica principal, las improvisaciones de Harrison con fraseos limpios y sugerentes marcan una idea diferente del tema central, con movimientos que decoran la formula rítmica adoptada. En “Three Hours From London” destacó el excelente sonido del contrabajo en el solo de Petrocca, gracias a la buena labor que realizaron los técnicos en las pruebas de sonido anteriores a la actuación.
McCormarck salió del escenario devolviendo el protagonismo al trío, que realizó “Once Upon A Time In America”, una fascinante composición de Ennio Morricone en la que el pianista aportó una improvisación elocuente, cargada de lirismo y técnica de gran flexibilidad. Una introducción de piano marcó el inicio del siguiente tema, el standard “How Deep Is The Ocean”, tantas veces cantado y tocado por el trompetista Chet Baker. El lucimiento aquí corrió a cargo del baterista Stephen Keogh, que no dudó ni un momento en aprovechar su pequeño momento de gloria. Excelente labor la de este músico. Otra vez en escena, Alyth McCormack invitó al público a acompañarle con las palmas en una corta canción llamada “Dheannain Sùgradh”, en la que entonó una frase repetida, una especie de mantra celta. El concierto llegó a su fin con la reconocida balada “Danny Boy”, en la que volvió a vibrar la suave voz de McCormarck. En resumen un concierto mágico, una muestra en la que la canción tradicional y el jazz se dieron la mano al encuentro de una fusión mística y perdurable. Harrison, por su parte dejó bien claro que dicha fusión del folk con el jazz, es tan viable como cualquier otra. El jazz puede absorber a casi todo lo que se le acerca, dándole a cambio una dimensión musical más rica, si cabe, o por lo menos diferente.