El ciclo Avui Jazz, que se celebra desde 1997 en la localidad castellonense de Vila-Real, ha cumplido en 15 años de vida en 2012. En este tiempo, este certamen, que viene celebrándose el primer viernes de cada mes, se ha convertido en una referencia del género a nivel nacional tanto por la calidad de su programación como por una iniciativa única: una exposición de artes plásticas unida a la edición anual de un libro que aúna en sus páginas la iconografía del jazz a través de diversa obra gráfica con la palabra escrita de varios de sus cronistas más acreditados.
Con estos precedentes, y pese a la crisis rampante que asola la cultura en nuestro país, la programación del ciclo se mantiene con la solidez y el criterio acostumbrados de ediciones anteriores, y ya ha contado en esta edición con la presencia del trío formado por Dave Wilkinson, Abel Boquera y Caspar St. Charles. En los meses por venir, la oferta sigue siendo más que tentadora, con nombres del espectro nacional como Benjamín León, Pere Soto y Adriá Font, así como del ámbito internacional como el trompetista y cantante Ronald Baker, el guitarrista checo Libor Smoldas, o el trío del pianista norteamericano Jacob Sacks, que el próximo mes de Abril contará con Chris Kase como invitado especial.
La cita de este mes de noviembre contaba con uno de los platos fuertes de toda la programación: el saxofonista tenor Jerry Bergonzi en formato de cuarteto. Escoltado por sus escuderos habituales, Dave Santoro y Andrea Michelutti, la banda albergaba en su seno una sorpresa cuya presencia demostró no tener nada de casual: el pianista danés Carl Winther, ganador el año pasado del concurso del Festival de Jazz de Getxo.
La actuación comenzó con “Flying Red”, tema que abre Shifting Gears (Savant Records, 2012), el último trabajo de Bergonzi, una composición marca de la casa, en la que la combinación de armonía y melodía del tema principal producían la sensación de estar caminando por la cuerda floja. El protagonista relató a continuación la historia en la que a Buda, tras llegar a la iluminación y bajar de la montaña, le preguntaron si era un dios, un santo o un profeta, a lo que respondió “Soy Consciente”, en inglés “Awake”, el título de la pieza. Tras la introducción, el cuarteto atacó la melodía, que fue cantada al unísono por el tenor y la mano derecha del piano, e hizo saltar chispas a golpe swing acelerado.
Tras la agitación llegó la calma con “Gabriella”, un vals que llama a la tristeza y la melancolía en el que el pianista Carl Winther desplegó un espléndido solo con influencias clásicas que fue respondido por el tenor y el contrabajo. Siguió “Wipper Snapper”, de su trabajo Simply Put (Savant Records, 2009) y Bergonzi cedió el testigo a Carl Winther y su composición “The Falcon”, de su grabación a cuarteto Sonic Shapes (Stunt Records, 2011), una apisonadora de swing comandada con contundencia por su mano izquierda, que incitó al tenor a explorar senderos inesperados en su solo rompiendo poco a poco la armonía, trabajo al que se sumaron con entusiasmo Santoro y Michelutti, quien protagonizó a solas con Bergonzi un momento incendiario antes de la exposición final del tema.
En la recta final del concierto, el protagonista puso sus esperanzasen el candidato Obama antes de tocar labalada “I’ll Wait And Pray” de Coltrane, donde el respetable pudo disfrutar de las evoluciones de Andrea Michelutti con las escobillas. La coda del tema se fundió con una intervención a saxo solo en la que Bergonzi desplegó toda su fantasía melódica, recurriendo en ocasiones a los armónicos del tenor. El pianista tomó el relevo con una exposición intrincada, críptica y fascinante, antes de dar paso al contrabajo de Santoro, que no desmereció a sus compañeros en la complejidad de su discurso, valiéndose de intervalos muy abiertos y una excelente afinación. Puso el cierre al concierto la enrevesada exposición de “Domolian Mode”, donde la banda se entregó a la improvisación abriendo amplios espacios por medio del silencio. No faltaron las peticiones de bis, a las que el cuarteto respondió prolongando la fiesta con un blues.
Es un placer disfrutar de un grupo como el de Jerry Bergonzi, curtido con los años de estrecha colaboración, que funciona como una entidad orgánica, viva, que evoluciona con una escucha constante entre sus miembros, y que ha encontrado en Carl Winther un cómplice ideal (“piensa como yo”, en palabras de su jefe de filas) para desarrollar un concepto melódico y armónico tan personal como el de su líder, quien gusta de danzar en el filo y saborear el riesgo.
El miércoles 7, el cuarteto visitará el madrileño Bogui Jazz. El que avisa...