Comentario:
Como sustenta el contrabajista Daniel Yvinec, que en la actualidad ejerce de regenerador y director de l’Orchestre National de Jazz de Francia, “la música que me atrae es aquella que conlleva imprevisibilidad y salidas inesperadas”. No sé si a Yvinec le gusta o no el quehacer de Christian Scott, pero el trabajo musical de este trompetista de Nueva Orleans, residente en Nueva York y formado en el Berklee College, se mueve por las coordenadas mencionadas por el impulsor galo. Tanto es así, que ninguno los músicos anunciados de la banda de Scott coincidía con los mencionados en el programa. Ni tan siquiera el guitarrista Matthew Stevens, parte substancial del concepto y sonido del quinteto, o mejor dicho, de los quintetos, donde los músicos van cambiando sin perder ni un ápice su esencia. La falta de este guitarrista propició que el sonido de la banda virara hacia una concepción más clásica, que en algunos pasajes nos evocó la mejor etapa de VSOP –puro heavy jazz metal orgánico-.
Christian Scott posee un sonido lacerante, punzante y a su vez lírico y emotivo. De agudos que cortan la respiración, especialmente por su calidad, nitidez y capacidad de modulación. En sus temas siempre encontramos esos puntos de tensión que te agarran por la garganta y te hacen contraer las vísceras.
Su magma musical te traslada hacia los espacios abiertos, panorámicos, soleados pero fríos, más cercanos a los amaneceres y atardeceres que a las horas centrales con luz cenital. Incluso las componentes más urbanas de sus composiciones no resuenan a espacios cerrados. Su música conlleva el encadenado de la luz con las sombras, lo manifiesto con lo latente, lo explícito con lo sugerido, con giros imprevistos, continuidades inesperadas e interesantes requiebros.
Su paleta es abierta, rica y variada, con amplios referentes, pop, rock, funk, rap, jazz y improvisación. Configura un resultado personal impresionante, de gran capacidad de síntesis y un sonido que lo hace reconocible a los pocos compases.
Algunos de los temas interpretados fueron, "Isadora" y “Eraser” –de Thom Yorke, cantante de Radiohead- incluídos en su anterior trabajo, Yesterday you said tomorrow (2010). “Jihad Joe” y “Danziger”, este último en recuerdo a los funestos hechos acaecidos en el puente de dicho nombre de Nueva Orleans, donde murieron dos personas y resultaron heridas cinco más, cuatro días después del paso del huracán Katrina, ambos temas incluidos en su último y interesante trabajo discográfico, Christian aJunde Adjuah (2012). Para terminar, en la tanda del bis propuso, acorde con la jornada electoral catalana, una elección entre Thelonious Monk -tótem del jazz y figura iconoclasta- y Kanye West –cantante y rapero-. Al final, como antesala de los resultados electorales, interpretaron un tema de cada uno, “The church in the wild “ y “Blue Monk”.
Christian Scott consigue impregnar en su banda un sonido de grupo, donde los componentes no hacen el papel de simple acompañantes, sino que juegan un protagonismo considerable. Los cuatro acompañantes estuvieron a un nivel notable. Braxton Cook al saxo alto, Corey Fonville a la batería, Luques Curtis al contrabajo (que este verano dejó boquiabiertos a propios y extraños como miembro de la banda, de alto postín y octanaje musical, de Eddie Palmieri) y Lawrence Fiels al piano (aparte de ser el pianista del último trabajo de Scott, lo es a su vez de Dave Douglas & Joe Lovano Sound Prints quintet con Joey Baron y Linda Oh).